Es preciso profundizar en las consecuencias de la flexibilización de horarios escolares que plantea ahora el departamento de Educación del Gobierno aragonés. La intención aparente de esta medida sería dar más margen a los centros y facilitar una racionalización que permitiera intensificar el trabajo a comienzo o final de curso. También se baraja la posibilidad de ir a jornadas lectivas de tipo intensivo como las que existen en otras comunidades. Pero las advertencias de los sindicatos, en el sentido de que se podría acabar dando nuevas ventajas a los centros concertados sobre los de gestión pública, merecen ser tenidas en cuenta.

Los recortes han reducido plantillas y eliminado actividades y recursos en muchos centros que dependen directamente del propio departamento de Educación. En estas circunstancias, cualquier reorganización de horarios quedará forzosamente limitada. Con los ajustes, si el nivel social de los padres no permite obtener de ellos fondos adicionales para desarrollar actividades complementarias, la flexibilización no dará juego. En tal situación, la concertada lleva ventaja.