Un vecino de Novillas, afectado por las últimas inundaciones, me ha enviado una carta refutando lo que suelo escribir aquí cada vez que el Ebro se desborda. Este caballero vive en la misma casa de sus abuelos, donde no hubo problema alguno cuando la gran avenida del 60-61 (casi 5.000 metros cúbicos por segundo); ahora, sin embargo, el agua llega más y más aunque el río traiga caudales muy inferiores. ¿Por qué? Y responde tajante: "Porque antes a las gentes del pueblo se les permitía extraer en verano las gravas y leñas que dejaban las avenidas de invierno".

Respeto la opinión de este ciudadano. Les pido disculpas a él y a sus vecinos de la ribera, si en mis artículos se ha deslizado algo que pudiera ofenderles. Les aclaro que no soy radicalmente contrario a que, como él dice en su misiva, se retiren gravas, maderos u otros materiales que el Ebro deposita en sus orillas y sotos. Dudo, no obstante, que sea factible canalizar el río en un cauce definitivo a base de dragados sistemáticos.

Éste es un asunto complejo. De un lado está el hecho de que el Ebro se mueve constantemente. La regulación y el cambio climático han contribuido a desbaratar su régimen natural. Sufre el impacto de las intervenciones humanas. Las motas navarras, por ejemplo, provocan la inmediata expansión de las aguas cuando llegan a la ribera aragonesa. Cultivos, defensas, carreteras o caminos sobreelevados alteran el comportamiento del río. Su caudal se ha cargado de fertilizantes que contribuyen a multiplicar la vegetación... Demasiados factores.

Es preciso ordenar el río en su totalidad, asumiendo sus condiciones y actuando con sabiduría. Lo que no vale es que los políticos se paseen por la ribera ofreciendo soluciones simplistas... mientras están en la oposición. Luego, si gobiernan, ¿en qué queda cuanto dijeron y prometieron? Cuando mandaban los socialistas, los del PP parecían tener muy claro cómo actuar. Ahora, con los conservadores en el machito, son los del PSOE quienes dan la réplica. El PAR tiene adjudicada la presidencia de la CHE... ¿Y qué?

Dicho sea con el debido respeto.