Nadie duda de que Zaragoza por sus dimensiones y su elevada población es una ciudad ruidosa. El tráfico es el principal causante de los decibelios que soportamos los zaragozanos. La única medida posible para paliar este problema es potenciar el transporte público como el tranvía y los autobuses urbanos. No obstante algunas veces lo que se produce es un simple traslado del problema de una zona a otra. Ese es el caso de la Romareda. El paseo Isabel la Católica es atravesado por el tranvía y los coches huyen de los atascos cambiando de calles para bajar al centro. De esta forma se ha beneficiado el hospital Miguel Servet pero ahora quien sufre el ruido es el Clínico. Una buena red de transporte sería la solución.