El bloqueo político que atenaza la gestión del ayuntamiento zaragozano ha traspasado todos los límites. Las inversiones asociadas a los llamados presupuestos participativos tampoco van a ser posibles. El PP se regodea contemplando un mandato perdido y culpando de ello a la izquierda (a toda ella, pues PSOE y CHA votaron alcalde a Santisteve, aunque luego le hayan vuelto la espalda una y otra vez). Chunta, a su vez, abre la puerta a una última oportunidad de hacer algo... siempre que ZeC acepte reponer en las sociedades municipales los consejos proporcionales (lo que, en todo caso, habrá de suceder en cuanto se admita a trámite el recurso ante el Constitucional contra la ley aragonesa de capitalidad). El PSOE se sumerge en su propia pelea interna para determinar el futuro candidato, o candidata, a la Alcaldía. Y para la mayoría de los vecinos todo resulta incomprensible, absurdo y ajeno a los intereses del vecindario.

No tiene sentido ya volver a describir las razones (más bien las sinrazones) que han dado lugar a semejante situación. Tampoco parece factible que ZeC, PSOE y CHA puedan aprovechar el último minuto para rematar con algún orden y provecho esta legislatura. Entramos en lo que se suele denominar periodo preelectoral. ¿Como imaginar que en tales condiciones se puedan elaborar, negociar y acordar unos presupuestos para 2019? Lo cierto es que Zaragoza y los zaragozanos no se merecían esto.