Quizá escarmentada por su tardía reacción ante la última crisis del ébola, la Organización Mundial de la Salud no ha dudado ahora en declarar como una emergencia global la situación creada por el avance vertiginoso del virus del Zika en una veintena de países de América Latina. El grave riesgo que plantea este virus que trasmite un mosquito es la gran ignorancia que existe en torno a sus efectos. El más alarmante es el que lo asocia a la microcefalia en hijos de mujeres infectadas durante el embarazo, además de otros trastornos neurológicos graves. Incluso la certeza de que su contagio únicamente es posible a través de la picadura del insecto se tambalearía ahora si se confirma un primer caso por contacto sexual en EEUU. Aunque el ámbito geográfico del mosquito transmisor hace que el riesgo parezca distante, diez ciudadanos llegados de Sudamérica a España sufren síntomas del virus. No caben los desconcertantes alarmismos de otras veces, pero tampoco bajar la guardia.