La tradición no está reñida con la modernidad. La hamburguesería Dasbur y la Bocadillería Mostaza han hecho suya esa máxima, adaptándose durante el paso del tiempo a fórmulas más novedosas sin renunciar a sus orígenes, que le han valido el éxito y reconocimiento del público, convirtiéndose en dos clásicos de Zaragoza. Estos establecimientos ofrecen un servicio cercano y un fantástico ambiente para disfrutar de deliciosas variedades gastronómicas que satisfacen cualquier paladar.

DASBUR

En 1974, cuando los hermanos García regresan tras sus andaduras profesionales allende nuestras fronteras, nace Das-Wurst, un establecimiento situado en el número 23 de la calle San Antonio María Claret que pretendía ocupar un nicho en el mercado, ya que en aquel momento no había tradición con los productos que se pretendían manejar. Posteriormente con la modernización del local se rebautiza, pasando a llamarse Dasbur, como se le conoce actualmente.

Con la instalación de su propio obrador, donde nace su genuina hamburguesa, importan las salchichas estilo alemán, las cervezas de Alemania, Bélgica, Holanda y Francia, visitan las salas de despiece y escogen personalmente sus propias piezas de bacón. Lo mismo hicieron con el kétchup y la mostaza, ingrediente que servirá como referencia para abrir años más tarde otro establecimiento. En aquel momento, la plancha y el producto a la vista (show-cooking), las jarras de cerámica y la música tirolesa, que sonaba durante todo el día, hicieron que cuajara este proyecto, que rápidamente fue copiado, dando así más cuerda a este nuevo fenómeno.

Entre sus propuestas, productos de alta calidad a precios razonables, figuran bocadillos, con diferentes combinaciones acompañando al lomo, ternera, pechuga de pollo o bacón; tostadas, ensaladas y sándwiches, un pincho gigante de carne de secreto de cerdo que contiene 20 especias o su plato estrella, la hamburguesa.

MOSTAZA

Siguiendo la misma inspiración y asociado al ingrediente que le da nombre, en 1991 fundan la marca Mostaza. Producto, tratamiento, vajilla, uniformidad y decoración cobran especial protagonismo, acariciando la modernidad sin dejar de lado nada de lo imprescindible para convertirse en un local de moda.

En este establecimiento ubicado en el número 8 de la calle de Eduardo Dato se puede cenar de manera informal, con productos de calidad referentes a la dieta mediterránea. En la carta también encontramos algunas de sus especialidades, como las salchichas, desde la clásica frankfurt a la bratwurst, cervela o berlinesa; y la hamburguesa, muy demandada por los clientes y que ellos mismos definen como “posiblemente la mejor” de la ciudad. Pero el menú también incluye una gran variedad de bocadillos, sándwiches, tostadas, sopas, cremas calientes y tres tartas -queso, frambuesa y chocolate- de elaboración propia para elegir y salir bien cenado.