El Hospital HLA Montpellier celebró ayer una nueva sesión del ciclo Aula Montpellier dedicada a las enfermedades cardiovasculares y al envejecimiento. Esta contó con la participación como ponente del doctor Vicente Andrés, director del Departamento de Investigación Básica del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC) y miembro del CIBER de Enfermedades Cardiovasculares (CIBER-CV), ambos pertenecientes al Instituto de Salud Carlos III, quien explicó a los asistentes los últimos avances en el conocimiento de los mecanismos de estas patologías y del envejecimiento, así como de nuevos factores de riesgo.

El tema de la conferencia resultó de gran interés ya que, según explicó el doctor Andrés, las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de mortalidad y discapacidad a nivel mundial -“en los países desarrollados, se calcula que causan aproximadamente un tercio de las muertes”, estimó- y suponen el mayor gasto sanitario en nuestra sociedad. Al mismo tiempo, el envejecimiento se está convirtiendo en el fenómeno demográfico de nuestro tiempo, con un aumento progresivo de la población mayor de 65 años que prácticamente se ha doblado desde la mitad del siglo XX, del 5 a casi el 10% del total actualmente, y con previsiones de que siga aumentando hasta el 15% en 2050.

Todo ello se convierte en un “cóctel explosivo”, ya que “cada vez tenemos más gente con edad avanzada, que es el principal factor de riesgo de enfermedad cardiovascular”, señaló el investigador del CNIC, que aventuró que “si no ponemos remedio, seguirá aumentando la prevalencia de las enfermedades cardiovasculares en las próximas décadas, con el consiguiente impacto económico entre las sociedades”.

Las enfermedades cardiovasculares abarcan un conjunto muy amplio de patologías que afectan al corazón y los vasos sanguíneos, “una red de casi 100.000 kilómetros, el equivalente a dos vueltas y media alrededor de la tierra”, ilustró el ponente. Por su gran prevalencia, es especialmente relevante la aterosclerosis, que es la responsable de la mayoría de infartos de miocardio y cerebrales. Y también las cardiopatías y canalopatías, enfermedades del corazón que se asocian con un riesgo elevado de desarrollar arritmias y muerte súbita, incluso en pacientes muy jóvenes.

La diabetes, la hipertensión arterial, el colesterol, la obesidad, el tabaquismo o el sedentarismo son factores asociados a un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, si bien la edad es el más importante, con un aumento exponencial de la prevalencia a medida que envejecemos. “Antes de los 50 años esta prevalencia es inferior al 5%, pero a partir de los 65 años puede alcanzar el 10 o el 20% de la población”, refirió el doctor.

En busca de nuevos factores de riesgo

La edad conlleva una serie de cambios fisiológicos en nuestro organismo que propician un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular en esta etapa vital. Según Andrés, simplificando mucho se puede decir que “cuando somos jóvenes, nuestro organismo tiene una gran capacidad de eliminar los componentes celulares y las células dañadas, y también para regenerar los tejidos que sufren deterioro por la acción de los factores de riesgo de enfermedad cardiovascular. Estas funciones protectoras se van perdiendo con la edad, de manera que vamos acumulando daño en el corazón y en las arterias”.

Este es uno de los temas que más preocupan actualmente a los investigadores: el conocimiento de los mecanismos genéticos, moleculares y celulares que provocan daño asociado al envejecimiento, pero también identificar nuevos factores de riesgo de enfermedad cardiovascular, ya que como resaltó el conferenciante “hay una proporción importante de pacientes afectados de enfermedad cardiovascular que no tienen un perfil de riesgo elevado, de acuerdo con los factores de riesgo que conocemos actualmente”.

En este sentido, el doctor Vicente Andrés mencionó el proyecto de investigación PESA (Progression of Early Subclinical Atherosclerosis) sobre aterosclerosis (acumulación de grasa en las arterias) en fases tempranas, que lidera en el CNIC su director general, el doctor Valentín Fuster, y que se desarrolla con el apoyo del Banco de Santander. El estudio, que incluye a más de 4.000 empleados de esta entidad financierade entre 40 y 54 años que no han tenido enfermedad cardiovascular clínica con anterioridad,, pretende identificar nuevos factores de riesgo y biomarcadores de enfermedad cardiovascular mediante la combinación de innovadoras técnicas de imagen, avanzadas pruebas médicas y cuestionarios de salud, así como estudios de genómica, proteómica y metabolómica.

Otro asunto sobre el que los investigadores intentan arrojar algo de luz es el de la variabilidad entre la edad biológica y edad funcional. Es decir, ¿por qué unos individuos envejecen más rápido y otros mantienen un mejor estado de salud en edades avanzadas? En este sentido, según explicó el ponente, “se investiga en modelos animales y humanos los mecanismos y factores por los cuáles el envejecimiento provoca deterioro en el sistema cardiovascular y cómo estos varían de unos individuos a otros, sobre todo entre los que tienen la misma edad cronológica”.

En cuanto a los resultados más importantes hallados hasta la fecha, el doctor Andrés destacó que “los estudios realizados en las dos últimas décadas han identificado procesos que afectan al envejecimiento celular y del organismo, y que al manipularlos bien con técnicas de genética molecular o bien con abordajes farmacológicos, conseguimos alargar o acortar la vida en células y animales experimentales”.

Por otra parte, “hemos aprendido que ciertas enfermedades raras que provocan envejecimiento acelerado cursan con alteraciones en general muy similares a las que provoca el envejecimiento fisiológico, por lo que la investigación en estas enfermedades raras puede contribuir también a entender el envejecimiento normal y sus patologías asociadas”. Un ejemplo claro es la enfermedad llamada HGPS (del inglés Hutchinson-Gilford progeria síndrome), que se caracteriza por alteraciones óseas, dérmicas y cardiovasculares típicas del envejecimiento normal.

Prevenir mejor que curar

Finalmente, el doctor Andrés dio algunas pautas para prevenir las enfermedades cardiovasculares, que dijo “se han de aplicar a todas las edades”, tanto en niños como en adultos”, y cuanto antes mejor ya que “nunca es tarde para empezar a cuidarnos si no lo estamos haciendo”. En este sentido, el especialista recomendó evitar el tabaco, hacer ejercicio físico con frecuencia, mantener una dieta sana y equilibrada y evitar el estrés. “Cuantos menos factores de riesgo tengamos, mejor”, dijo el ponente, que recordó que, en nuestro país, tan solo entre un 2 y un 3% de la población no presenta ningún factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares de los que se conocen.

Por último, el investigador señaló que tanto el CNIC como la Fundación Pro-CNIC tienen como uno de sus objetivos mejorar la educación de los ciudadanos, de todas las edades, y potenciar la investigación traslacional para identificar nuevos mecanismos de enfermedad cardiovascular y envejecimiento, y nuevos factores de riesgo, que permitan desarrollar medidas preventivas y tratamientos más eficaces. “El dinero dedicado a la investigación, desarrollo e innovación no es un gasto, es una inversión segura”, concluyó.