Amedia tarde anunció el Real Zaragoza el acuerdo con Vinícius Araújo, el delantero brasileño que jugó la pasada campaña en el Huesca y cuya llegada sirvió para dar por cerrada la plantilla del club aragonés de la temporada 2017-18. A expensas de lo que ocurra en invierno, ese mercado que utilizan fundamentalmente los equipos que se han equivocado en verano, Lalo Arantegui ha puesto a 23 futbolistas a disposición de Natxo González, a quien le ha quedado una plantilla ciertamente compensada. Falta por saber el rendimiento que le ofrecen algunos de los recién llegados, hombres de los que se espera mucho en algunos casos, que son necesarios para que el Zaragoza labre el camino que le debe devolver a Primera División.

Se sabe que en el club no han querido incidir en la palabra ascenso durante el verano. Han sido sus propios futbolistas, algunos de peso y experiencia como Mikel González, Gaizka Toquero o Cristian Álvarez, quienes han señalado el objetivo sin rubor. Falta, claro está, engrasar una máquina que se atascó en verano pero a la que las últimas piezas le permitirán arrancar.

Natxo González está tranquilo, o eso dice. Lalo Arantegui también, o eso dice. Cuentan que el Zaragoza es una cuestión de tiempo, una especie de folio en blanco que hay que ir escribiendo con paciencia, de renglones torcidos al principio, quizá ininteligible hasta que la madurez le permita trazar con pulso firme su rima futbolística, la personalidad que irá tomando cuando la idea del entrenador vaya calando y los hombres de mayor talento o carácter cojan galones.

El cambio ha sido un año más tremendo. Han llegado 14 futbolistas nuevos: Cristian Álvarez, Alberto Benito, Ángel Martínez, Mikel González, Grippo, Verdasca, Eguaras, Febas, Papunashvili, Buff, Oyarzun, Toquero, Borja Iglesias y Vinícius. A ellos hay que unir a los cinco hombres que se han ganado un puesto definitivo en la primera plantilla: Delmás, Lasure, Zalaya, Pombo y Raí.

Solo han quedado cuatro piezas del estrépito de la pasada temporada: Ratón, Valentín, Zapater y Javi Ros. Entre los demás, ha habido migraciones de todo tipo. 25 futbolistas han desaparecido para siempre de la vida deportiva del club aragonés, casi todos ellos por razones de peso. Será inolvidable Cani, que anunció su retirada del fútbol después de meditarlo durante unos días a la conclusión de la temporada. Del resto se recordarán los 21 goles de Ángel, que eligió seguir su carrera en el Getafe, y poco más.

Estos son sus destinos: Isaac (Cultural Leonesa), Marcelo Silva (MLS americana), Cabrera (Crotone italiano), José Enrique (comentarista de la BBC), Manu Lanzarote (Goa indio), Saja (retirado), Fran (Almería), Casado (Xanthi griego), Feltscher (sin equipo), Bagnack (Admira Wacker austriaco), Popa (sin equipo), Edu Garcia (Liga india, sin confirmar), Barrera (Extremadura), Edu Bedia (Goa indio), Dongou (Nástic), Samaras (Samsunspor turco), Xiscu (Real Murcia) o Buenacasa (Barakaldo). Tampoco han seguido los retornados Ortí y Alcolea, que firmaron por el Toledo, ni Jorge Díaz, en el Panatolikos griego.

Queda un nuevo futuro por hacer, concretado en el logro de Lalo Arantegui de haber sacado del club a todos los futbolistas con los que no contaba y en las dos últimas incorporaciones. Era imprescindible un central y hacía falta competencia en ataque. La debe dar Vinícius Araújo, al que el Zaragoza adquirió en propiedad después de que cerrara su desvinculación del Valencia ayer por la mañana. Ha firmado un año de contrato y otros dos opcionales.