Los zurdos, sobre todo los que juegan cerca del arco rival, son diferentes. Por lo general, estos ejemplares se pagan a precio de oro por su escasez y porque dotan a los equipos, con elegancia y precisión, de una perspectiva invisible para la mayoría diestra. De esta especie de futbolistas se podría confeccionar una lista que provocaría el enamoramiento eterno del aficionado. Hay nombres que dan vértigo por su clase, por su ascendencia en el grupo y en el planeta... Jaime Romero pertenece por genética a esa familia de artistas, si bien será poco probable que le hagan socio del club porque, distraído, se ha quedado un par de plantas por debajo del estrellato. Tiene los rasgos técnicos de esa casta, pero no los suficientes como para salir en las portadas del corazón de este deporte.

Exquisito y guadianesco, inteligente y en ocasiones aniñado en las decisiones sobre el campo, Jaime es el zurdo del Real Zaragoza. Como muchos de sus compañeros, se presentó en La Romareda en busca de la enésima oportunidad y no le ha sido sencillo ganarse un puesto en la titularidad, condición que tuvo en tres partidos con Víctor Muñoz y que ostenta con Ranko Popovic durante cuatro citas consecutivas. A medio camino entre el reconocimiento a su distinción y las críticas por sus lagunas, el sábado marcó el primer gol contra el Recreativo y ya lleva cinco, los mismos que Eldin y Pedro y muy lejos de los 13 de Borja.

Con pocos minutos, con la etiqueta de revulsivo o de salida, la influencia de Jaime para que el Real Zaragoza esté a un solo paso de los puestos de promoción es incuestionable. Sus goles no adornan, sino que suman puntos o indican el camino para conseguirlos. Contra el Recreativo, y con la ayuda de una barrera de feria, firmó una diana rotunda de falta directa. Después llegaría esa bomba atómica de Basha que ha ocupado todas las alabanzas y titulares del triunfo, pero fue su pierna izquierda el abrelatas de una victoria muy importante.

Su último gol databa de la visita a Albacete, donde salió del banquillo para empatar y ser expulsado por dos tarjetas amarillas. No midió su vehemencia de recién llegado al partido ni su oportunismo para aprovechar un error del portero local. Así es él. Extremo extremo. Tanto que de regreso de la sanción, en Miranda de Ebro, vio la roja por una presunta simulación de penalti. Esas ráfagas infantiles y peligrosas que debe corregir y contener no ensombrecen sin embargo el influjo de su juego y de esa manita de goles que han colaborado a recolectar 13 puntos (triunfos ante Mallorca, Racing, Alcorcón y Recreativo y empate en el Carlos Belmonte). Es decir que el Real Zaragoza no pierde cuando Jaime tiene el olfato fino.

Popovic le utilizó esta vez de mediapunta, posición en la que sus virtudes de desborde y sorpresa no lucen igual. Jaime halló por sí solo los focos de atención con la autoría del 1-0. Es canela en rama para el equipo y, salvo que él diga lo contrario, titular por fin. Sus cinco goles, magníficos por la valía, le han convertido en un jugador de peso, en un zurdo de los que marcan la diferencia.