Nunca es tarde si la dicha es buena y la de Luis García ayer lo fue. El delantero se disculpó en público por las desafortunadas palabras de su mujer en facebook, que desataron una tormenta de críticas y a él lo situaron innecesariamente en el ojo del huracán si ya no lo estaba bastante en el plano deportivo. La tardanza en pedir perdón por unas reflexiones que hubieran requerido una disculpa inmediata para evitar la propagación del incendio no le resta valor al acto de ayer del punta asturiano. Nunca es tarde para reconocer un error.

Tan feo como no saber excusarse cuando uno está obligado a hacerlo es no aceptar las disculpas de quien las pide y las merece, sea en su tiempo justo o fuera de él. Han pasado dos meses desde aquello y este impasse ha corrido en su contra por un error estratégico, pero bienvenidas sean sus disculpas ahora que han llegado.