—¿Ya se le han secado las lágrimas tras el disgusto que se le vio el pasado sábado?

Sí, ya sí (sonríe). Fue un momento duro, porque todos, jugadores y afición, estábamos con mucha ilusión y ganas de que pasase eso por lo que peleábamos, el ascenso a Primera. Ese momento, con La Romareda llena, con todos volcados para intentar pasar la eliminatoria y llega el golpe final, pues yo reaccioné de esa forma, aunque estábamos todos muy abatidos. Yo soy muy pasional y bastante llorón, no tengo problema en llorar si lo necesito, pero es cierto que un sofoco tan grande hacía tiempo que no me lo llevaba. El día que se murió mi abuelo, yo era muy joven y lo pasé muy mal, pero a nivel deportivo este fue el sofoco más grande de mi vida, sin duda alguna.

—¿Si se hubiera subido a Primera Borja Iglesias se habría quedado seguro en el Zaragoza?

Hay que entender todas la variables del fútbol, que son muchas y algunas no se pueden controlar. A mí me habría encantado, yo quería jugar con el Zaragoza en Primera. Y podía pasar. Es más, creo que sí habría pasado, sí.

—Dijo al acabar que no sabía cuándo, pero que volvería a jugar en el Zaragoza. ¿Es un deseo o un compromiso?

Es lo que siento, nada más. Entiendo que los tiempos serán distintos por un lado o por otro en un futuro y habría que reunir muchas condiciones para ese regreso, dependiendo de una parte y de la otra. Pero yo lo siento así. Tengo esa deuda de corazón, por así llamarla, he encontrado mi sitio aquí y lo que sentía al decirlo era que fue mi último partido de la temporada, pero no el último que voy a jugar con el Zaragoza. No sé cuándo, pero a mí me encantaría volver.

—¿Siente que ha vivido la temporada más importante de su carrera deportiva?

Sí, es mi temporada clave. En Vigo viví un último gran año en el Celta B que me acercó al fútbol profesional pero el curso más importante era, ya antes de empezarlo, este y por eso yo decidí venir a Zaragoza. Sabía que este club era un arma de doble filo por la exigencia, por la historia y por el listón de los delanteros que han pasado por aquí, pero creía que si era capaz de estar bien podría ayudarme mucho en mi futuro. Como así ha pasado.

—22 goles esta temporada ¿Los habría firmado el 1 de julio?

Los hubiera firmado posiblemente hasta el 1 de enero (llevaba 9 entonces). Sí, lo habría hecho. Es una muy buena cifra.

—En Zaragoza ha dado con muchas amistades, empezando por Kase.O, con una pareja nueva y con ese círculo tan especial que ha encontrado. ¿Qué significa todo eso en el corazón de Borja?

Muchísimo. A mí Zaragoza me ha cambiado la vida, deportiva, que se nota, y personalmente, que aún diría que se nota más. He crecido mucho como persona, he encontrado un grupo de personas increíbles que me han tratado como un amigo más de toda la vida. Eso no hay manera de agradecerlo, ni con palabras ni con nada. Y también eso incluye a la afición, porque creo que han sentido el Borja Iglesias persona por encima del jugador.

—Eso es recíproco, porque usted cala mucho en la afición por su cercanía con la gente.

Sí, soy cercano y accesible. Intento ser cariñoso con todo el mundo y tratar bien a la gente, como me gusta que me traten a mí. Tengo suerte con mi familia, me ha transmitido estos valores. En casa he visto cómo a todo el mundo se le tiende una mano e intento que mi forma de vida sea esa. Hay veces que no se puede con todos y tienes momentos mejores y peores, pero a mí siempre me enseñaron que el bienestar de todos es mucho más importante que el de uno mismo. De hecho uno atrae al otro.

—Con todo, no todo fueron sonrisas en esta temporada. Los primeros meses fueron duros, cuando el equipo no arrancaba.

Ha sido todo un máster de aprendizaje. Sin duda. Aquí he vivido momentos complicados, tanto yo como el equipo. No salían las cosas y luchamos mucho para cambiar eso, para remontar y la valoración de la temporada solo puede ser de crecimiento y aprendizaje. Para mí, el balance global es de un punto de inflexión en mi carrera deportiva.

—Lucharon y el equipo reaccionó. Esos 47 puntos en la segunda vuelta de la Liga quedan para la posteridad.

Esa reacción fue consecuencia del trabajo. El resultado es el que explícitamente marca lo que estás haciendo, pero el trabajo ya era muy bueno antes de esa reacción. El equipo creció, fue siempre fiel a su idea, sufrió cuando tuvo que hacerlo y también disfrutó cuando todo iba bien.

—Han pasado ya unos días y le habrá dado vueltas. ¿Qué falló en el ‘playoff’ contra el Numancia?

Creo que solo el no estar acertados. En la segunda vuelta la eficacia de cara al gol fue importante en muchos partidos, pero en cambio en la promoción no fuimos capaces de mantener eso. No finalizamos nuestras jugadas y ahí estuvo el problema. Es muy difícil perdonar lo que perdonamos, ocasiones tan claras como las que tuvimos en La Romareda.

—¿Hubo exceso de confianza en la vuelta tras el 1-1 en Soria?

Yo creo que no. Ni nos vimos superados por la situación ni nos relajamos por el resultado. El equipo estaba concienciado, fue a por todo, puso todo lo que estaba en su mano y simplemente no fue capaz de ganar.

—Una Romareda llena, mucho en juego por la necesidad de subir y muchos jugadores jóvenes, como usted, que no habían vivido tanta presión. ¿Eso pudo pesar?

Es verdad que muchos de los que estábamos no habíamos vivido algo así, aunque había otros como Mikel, Toquero o Zapa que sí, pero es que peleas en esto del fútbol para jugar partidos en escenarios así, con ese ambiente. Y ojalá no sea el último de nuestras carreras. No vi ese problema, porque el equipo tuvo personalidad y fue a por el partido. Simplemente no entraron las ocasiones. Ni la mía, ni la de Papu, ni la de Zapa... Le das vueltas al porqué, pero la verdad es que no entraron. No hay más.

—¿Influyó lo sucedido con el míster, la noticia de su marcha al Deportivo, en el ‘playoff’?

No, creo que no. Estas noticias en el vestuario no toman tanta importancia como fuera, donde se sobredimensionan mucho. En esa situación solo piensas en lo que te juegas, puede haber un momento en que lo reflexionas cuando lo sabes, pero ya está. Se pudo dudar desde fuera, pero dentro el míster siempre mostró la confianza que tenía, el compromiso en el trabajo. Si alguien le ha echado horas a esto ha sido él y si alguien le dolió lo que sucedió el sábado también fue a él.

—Al final, todos son lo suficientemente profesionales para saber en qué tienen que estar centrados en cada momento.

Claro, cada uno mira un poco a su parte con el permiso de los demás. Pero, con la realidad que trae el fútbol, con lo que mueve, esto pasa más de lo que nos gustaría, porque es difícil controlar un rumor o una noticia. Al final hay que darles menos importancia y es lo que hicimos. El míster fue honesto con nosotros, nos dijo que los rumores habían salido también de jugadores, como en mi caso, y que no habían afectado al trabajo del grupo y que esto no tenía por qué afectar. El equipo lo digirió muy fácilmente y no hubo problema con eso, de verdad que no. Al final, tienes tantas cosas que pensar en el día a día, con lo que nos jugamos, nada menos que la posibilidad de subir, que no te da tiempo a mirar otras cosas que están más en el futuro.

—¿Dónde está el suyo de forma inmediata? Tiene un año más de contrato y una oferta de renovación del Celta...

A día de hoy mi futuro es el Celta. Tengo allí contrato y tengo que volver. Soy celtista y me gustaría jugar allí, pero también me he hecho muy zaragocista en este año y sobre todo me he dado cuenta de que fuera de casa, lejos de tu zona de confort, también puedes estar bien y crecer. Estoy abierto a todo. Decidiremos entre todos y la decisión que tomemos será la adecuada.

—Le quieren muchos equipos de Primera de España, pero también hay interés de clubs ingleses o hasta escoceses. ¿Se ve el próximo año más en la Liga o fuera?

No lo sé. Soy una persona que se adapta bien a los sitios. He crecido mucho en la autoconfianza en los últimos meses y me encuentro con fuerza para afrontar cualquier reto. Si tiene que ser en España, encantado. Si es fuera, pues ningún problema.

—Crecer implica minutos para poder hacerlo, ¿no?

Sin duda. Es que todo jugador quiere eso. No es fácil que alguien te lo garantice, pero el futbolista desea sentirse importante cuando va a un sitio, aunque después te lo tienes que ganar en el día a día.

—¿Ya es más zaragocista que celtista o sería para usted imposible elegir, como tener que hacerlo entre papá y mamá?

Lo segundo, sin duda. Soy aficionado al Celta desde pequeño, siempre lo viví con mucha cercanía, pero este año en el Zaragoza lo he vivido con fuerza e intensidad y muy desde dentro. Sería muy complicado para mí elegir un sentimiento u otro.

—Un deseo en su adiós...

Con todo el corazón, que el Zaragoza regrese a Primera lo más pronto posible, el año próximo, y que podamos disfrutarlo en la élite, porque tanto la afición como la gente del club lo merecen.