--¿Qué balance hace de su temporada en el Zaragoza?

--Ha sido muy buena tanto a nivel grupal como personal, pero se queda un sabor bastante malo porque teníamos muy cerca el ascenso y al final se nos escapó. Han sido días jodidos en esta semana por eso, porque el Zaragoza tiene afición y gente para estar en Primera.

--Se rozó con los dedos.

--Lo que separó lograrlo de quedarnos en puertas fueron seis minutos. Duele más porque fue al final del partido, porque ya no nos dejó tiempo de reaccionar. Fue un golpe duro. Es que si hubiera sido de otra forma, si ese gol hubiera llegado mucho antes, pues quizá el mazazo no es tan fuerte, pero estando tan cerca de lograrlo, el vestuario la verdad es que se sintió bastante mal.

--¿Cree que quedarse en los últimos instantes sin ese ascenso tapa el mérito de estar ahí hasta el final con todas las opciones?

--Tal y como se dio el año lograr el ascenso hubiera sido un logro enorme, impresionante. El tema de las fichas es un hándicap porque, con las lesiones, el equipo lo notaba mucho a pocas bajas que había. Y después las sanciones, los obstáculos y los problemas. Creo que es muy meritorio y valorable todo lo que hemos hecho, aunque nos quedara ese sabor amargo.

--En Segunda ya se sabe que no hay ninguna posibilidad de que usted siga. ¿Qué sentimiento le queda hacia el Zaragoza?

--Solo tengo palabras de agradecimiento con la gente, por cómo se ha portado conmigo, por el vestuario que ha habido, por lo bien que me he sentido. Es que he vivido mi mejor año personal y futbolístico. Siempre tendré eso en mi corazón y estoy muy contento de haber formado parte de este club.

--Ha sido además su año de explosión en su cuarta temporada seguida en Segunda. ¿Esperaba hacer tantos goles, nada menos que 23?

--Uno siempre sabe lo que lleva dentro y lo que puede sacar. No digo si esperaba hacer tantos goles o no, pero la gente me ha dado su confianza y me han demostrado que era importante. Cuando uno tiene esa confianza puede dar lo máximo, puede hacer lo mejor.

--Solo cuatro jugadores han logrado más goles en el Zaragoza en una Liga: Ewerthon, Seminario, Chaves y Bescós. ¿Qué supone eso para usted?

--Es un gran orgullo. Que en un club tan grande, con esa historia tan importante detrás, estés ahí, con los mejores, pues es muy bonito. Me hace sentir orgulloso. De verdad que sí.

--La afición, al margen de sus goles, no olvidará sus lágrimas en Valladolid tras lesionarse.

--Lo pasé muy mal, porque sabía que podía ser una rotura por lo que había sentido y eso como mínimo suele ser un mes. Intentamos acortar los plazos, bajarlo a tres semanas, trabajar mucho para ayudar al equipo. Fue frustrante, porque llegaba la parte importante, por lo que llevas luchando toda la temporada y con la recompensa de jugar un playoff. Me dio mucha rabia, mucho pesar, por no ayudar al equipo en el momento clave. Y además me apetecía despedirme del Zaragoza en el campo.

--Eso sí lo pudo hacer, ya que jugó el tramo final en Las Palmas.

--Tenía claro que quería jugar, aunque fuera solo en el último partido, pese a que no estuviera aún a tope. Le dije al míster que estaba disponible, que si no estaba al 100% como mis compañeros yo me iba a dejar todo para echar una mano. La lástima es que no se consiguiera ese sueño.

--¿Hasta qué punto ensombrece esa lesión su temporada?

--Para mí esta temporada ha sido de diez a todos los niveles, personal y futbolístico. En la última parte, en lo bonito, no pude estar, pero la verdad es que tampoco ensombrece mucho los ocho meses anteriores. Con el pasar de los años el recuerdo global será muy bueno, excelente.

--Usted apostó por venir al Real Zaragoza hace un año, tras estar cerca de desaparecer el club. Entonces era difícil hacerlo, ¿no?

--El Zaragoza tiene mucha historia, con títulos y logros, y cualquier jugador quiere ir. Aunque el club pasó momentos realmente malos y con muchas dudas, pues apostamos por venir y se hizo un buen grupo, un gran vestuario. Y este primer año tiene que servir para la temporada siguiente, para que se vea que la gente que ha entrado en el club es muy seria, que hace bien las cosas y que el objetivo es estar pronto en Primera División, porque el Zaragoza se lo merece.

--El Real Zaragoza necesita ascender esta temporada sí o sí y ha depositado su confianza en la continuidad de Ranko Popovic. ¿Qué le parece la decisión?

--Bien. Conmigo se ha portado fantástico. Como persona y como entrenador es excelente, está siempre pendiente de los jugadores, de que estemos bien, de que nos centremos en el fútbol. Con el míster estábamos a muerte y creo que es una buena apuesta para un proyecto para subir a Primera, ya que este año, con todas las dificultades, ha sido capaz de llevar al equipo a una final de playoff.

--El futuro de Borja Bastón a nivel personal sí pasa por Primera División.

--No he hablado nada todavía con el Atlético de Madrid, pero Primera es donde todo el mundo quiere jugar y he luchado bastante durante cuatro temporadas para llegar a hacerlo. Ojalá, claro. Esperemos que esta temporada sea así.

--¿Si hubiera subido el Zaragoza había muchas opciones de que se quedara?

--Sí las había. Lo hablé bastante con compañeros, que, si se daba el caso, estaba muy contento, que el Zaragoza me había dado todo lo que yo esperaba y me encontraba tan a gusto que hubiese sido muy bonito y para mí una opción magnífica seguir juntos en Primera.

--Es todavía un futbolista joven, quizá pase ese tren del Zaragoza y en Primera en un futuro. ¿Lo contempla?

--Por supuesto. Me encantaría volver en un futuro, la imagen que tengo del club es increíble, inmejorable, por ese cariño en los buenos y los malos momentos. Yo quiero ser feliz y en el Zaragoza lo he sido.