El triunfo del Real Zaragoza se cimentó en lo colectivo y se hizo realidad por la actuación de dos jugadores en un estado de forma colosal. Tanto Borja Iglesias como Cristian Álvarez se repartieron los elogios tras dos actuaciones providenciales. Permitieron a la escuadra aragonesa rozar la perfección en ambas áreas. Impoluto bajo palos, arrasador en ataque.

«Cuando te encuentras en esa dinámica solo quieres que sea domingo para volver a jugar», aseveró un radiante Borja Iglesias. Ya son quince dianas las que el gallego suma en su primer curso en Segunda, el que apunta a ser su último en plata.

«Venimos de una muy buena racha. Esto es el reflejo de todo lo que hacemos durante la semana. Sabíamos que ellos se están jugando todo. Es una de las mejores plantillas de la categoría. Cuando hemos podido hemos hecho daño», explicó el ariete del Real Zaragoza. Al descanso, Osasuna llevaba la voz cantante de la contienda. No solo estaba ametrallando la portería, sino que su sensación de peligro se acrecentaba bajo las botas del pequeño diablo sevillano Borja Lasso. «Hemos hablado en el descanso. Teníamos que intentar tenerla y ha salido bien. Hemos sabido leer el partido cuando las cosas no van bien. Eso habla mucho del equipo. Cuando eres capaz de encontrar una buena dinámica, lo último que quieres es perderlo», aseguró Borja.

De sus botas salieron los dos disparos que permitieron al Zaragoza subir dos tantos al luminoso. De materializar el triunfo. Un ariete de Primera, así lo demuestra. Sin embargo, su sintonía con la hinchada blanquiazul y su idilio con el escudo del león le hacen soñar con seguir en Zaragoza: «Ojalá pueda lograr el ascenso a Primera y quedarme aquí», aseveró Borja. Una opción complicada ya que no depende exclusivamente del conjunto aragonés.

Manos de santo / Cristian Álvarez volvió a portar la aureola. Los fondos de El Sadar vieron con asombro como un cancerbero bendecido por entes divinos repelió las esperanzas de Osasuna por hacerse con el partido. Únicamente le batieron una vez, en el último segundo. Algo que no contentó al meta: «Me ha sabido muy malo el gol, pero ha sido una enseñanza más del día de hoy», explicó el jugador zaragocista.

Hasta nueve intervenciones realizó el rosarino. Tres de ellas de un mérito celestial. Sin calificativo posible. Hay que tirar de hemeroteca para recordar un episodio así. Quizás Roberto Jiménez ante el Espanyol en Cornellá, allá por la temporada 2011-12. «Intento no tomármelo muy en serio porque queda mucho por delante. En el fútbol hay que disfrutar de estos momentos. Ahora toca relajarme, pensando en lo que viene por delante porque nos esperan cosas importantes», explicó Cristian Álvarez. Estas dos caras fueron las que elevaron al Zaragoza en un partido de alta exigencia. Dos de los principales protagonistas de un triunfo que se antojaba complicado y que acabó haciéndose realidad.