—Todavía sigue escociendo la eliminación ante el Numancia...

—Aún tengo el gol de Diamanka en la cabeza. Fue un palo muy gordo. Estaba en La Romareda y fue un jarro de agua fría difícil de superar. Estaba toda la gente llorando, sobre todos los niños. Eso me dolió mucho. Pero también es bonito ver a tanta gente joven sintiendo al equipo. El futuro pasa por todos ellos.

—¿Pensaba que era el año?

Tenía esa sensación, al igual que Alberto Zapater, creía que este iba a ser nuestro año. Pero no siempre sale todo como uno cree. Ya llegará nuestro momento.

—Cuando se trabaja correctamente siempre llegan buenos tiempos. Bien lo sabe usted, ahora que es jugador del Mallorca.

—Miras para atrás y respiras aliviado. Me siento orgulloso de haber podido firmar por el Mallorca por todo lo que he pasado. Casi tocaba la élite con 18 años cuando jugaba con la Juventus, bajé dos peldaños al firmar por el Zaragoza y luego acabé en Segunda B en un gran club como el Barakaldo. El fútbol suele ser muy duro, había algunos que no se esperaban que pudiera revertir mi situación.

—¿Cómo sintió su fichaje por el equipo bermellón?

—Lo viví con ilusión. Hace tiempo que sabía que si el Mallorca subía a Segunda me marcharía a jugar ahí y eso me ha ayudado a llevar mi situación con mucha tranquilidad. Me llamaron a finales de febrero y me gustó mucho su propuesta. Aquellos meses fueron una locura, yo delegué todo en mi representante para centrarme en el Barakaldo. Llegaron propuestas de varios sitios; desde equipos de Segunda de España y primeras divisiones de otras Ligas hasta algún club de Asia.

¿Cómo le ha sentado este año en Segunda B?

— En Segunda B se madura a pasos agigantados, sobre todo si tienes la suerte de encontrarte de un vestuario magnífico como el del Barakaldo. Me vi con gente con familia y una vida que defender, que no estaban dispuestos a que viniera alguien joven que pudiera fastidiarles la temporada. Esa mentalidad propia del grupo vasco me curtió como profesional y persona.

—¿Cree que su fútbol se puede adaptar al Mallorca?

—En Lasesarre fui un futbolista de lucha y brega, lo que exige esa categoría. Pero yo creo que mis características van mejor para un estilo como el de Vicente Moreno en el Mallorca, donde va a intentar jugar a un fútbol más asociativo. Pero cuando me ha tocado pelearme en el barro, sacar los codos y meter cuerpo también me he defendido. Creo que un delantero debe saber manejarse en todas las situaciones.

—Va a jugar con futbolistas de reputación contrastada.

—Estoy seguro de que este vestuario me hará mejor. Me imagino a Salva Sevilla filtrándome un pase raso entre líneas al pie y me sale una sonrisa. La verdad es que es una suerte que pueda crecer en un club de esta talla.

—¿Ya ha pisado Mallorca?

—Estuve hace unos días en Mallorca de vacaciones. Pero fue todo casualidad, ya que fui con un amigo al que no le había dicho nada del fichaje y cuando estuvimos ahí se lo comenté. Se quedó flipando. Estuve charlando con Javier Recio, el director deportivo, y me dijo que todos confían mucho en mí. Me hizo ver que desde el club creen que tengo el nivel para poder crecer en la categoría y para hacer crecer al Mallorca. Esto es lo que de verdad hace feliz a un futbolista.<b>

—¿Siente que esto es una segunda oportunidad?

—En el fútbol no es fácil ganarse una segunda oportunidad, y yo creo que lo he conseguido. Cuando estuve en Zaragoza creo que no era mi momento. Se me hizo muy duro luchar ante una dinámica negativa, pero tras este año en Barakaldo conseguí una segunda oportunidad gracias al trabajo y a jugar en el barro.

—¿Cuánto ha cambiado Sergio Buenacasa desde que se marcha del Real Zaragoza hasta que ficha por el Mallorca?

—Mis amigos dicen que nada, pero desde que soy del Mallorca puedo dormir más tranquilo por las noches. Soy una persona que le da vueltas a todo cuando se va a dormir y que se preocupa mucho del mañana. Cuando tenía asegurado mi futuro fue una liberación por todo lo que he pasado durante estos años. El Mallorca me ha dado mucha calma porque ha confiado en mí.

—¿Celebraría un gol contra el Real Zaragoza?

—No creo que sea capaz de celebrar un gol. No sé en que circunstancia sería. Si un gol de la victoria, un empate… Yo he crecido en Zaragoza, he ido a La Romareda desde pequeño, y siempre he soñado con ser un futbolista que pudiera triunfar en el primer equipo. Quiero a este club, así que no podría celebrarlo.