En su primera composición de lugar de cara al mercado de invierno el Zaragoza ya había establecido la prioridad en los refuerzos en un centrocampista ofensivo, con salida de balón, y, si se daban las circunstancias en forma de salidas, intentar la contratación de un ariete alto, un 9 de área, fuerte en el juego aéreo, diferente a los delanteros que tiene ahora mismo el equipo.

Sin embargo, el club ha incluido otro objetivo más en su lista, ya que los acontecimientos de las últimas semanas, tras la lesión de Marcelo Silva, han hecho que se tenga meridianamente claro que hay que traer en enero un central. De hecho, el Zaragoza ha empezado a hacer las primeras gestiones para reforzar el centro de la parcela defensiva, la zona que más problemas le está ocasionando en este inicio de curso.

El paso de Bagnack por el once en Getafe, con error incluido en el penalti que decidió el triunfo del equipo madrileño, y su suplencia ante el Reus para que José Enrique jugara en el eje y Casado tampoco estuviera acertado en el lateral izquierdo, además del ostracismo de Popa, del que ya se reconocen (Agné los dejó entrever el viernes) sus problemas de adaptación al Zaragoza, obligan a buscar a un jugador para el eje que suponga una competencia para Marcelo Silva, ahora lesionado, y para Cabrera, que acaba contrato en junio.

La contratación de un central exige la salida de al menos uno de los que hay ahora. Y es Popa el primer candidato, por delante de Bagnack. El rumano no contaba para Milla y tampoco lo hace para Agné, que estando Marcelo Silva lesionado en los dos últimos partidos le ha dejado en la grada. Popa, de 19 años, llegó como una apuesta de futuro del club en verano y, tras desvincularse del Inter, firmó por tres temporadas, pero es evidente que no su nivel no ha convencido. Su salida en forma de cesión parece los más factible. A Bagnack se le ha transmitido que la idea en principio en enero es que no salga, pero esa posibilidad de que rescinda entonces el contrato que tiene hasta junio es latente, aunque tiene más opciones de seguir que Popa porque es ahora mismo el tercer central de la plantilla.

El club dilapidó en verano y en el posterior fichaje desde el paro de José Enrique el límite salarial fijado por la Liga en 5,175 millones, el undécimo de la categoría, teniendo en cuenta que en esa cifra también están incluidos los salarios del Aragón y de los entrenadores de la Ciudad deportiva y las indemnizaciones pactadas con algunos jugadores, como Javi Álamo y Fernández, además de la parte de la ficha de algunas cesiones, como las de Abraham (Levante) y Alcolea (Toledo).

Ahora mismo, el Zaragoza sabe que la mayor parte del hueco salarial para fichajes, por no decir prácticamente todo, va a tener que hacerlo a través de las salidas de jugadores que están en la plantilla actual y que no cuentan en demasía para Agné.

Las salidas de Popa y, si llega, la de Bagnack tampoco suponen un espacio salarial importante porque no se trata de fichas altas. Distinto es el caso de Erik Morán, que ha pasado al ostracismo con Agné y cuyo adiós daría mucho más margen para acometer fichajes, empezando por el mencionado de un centrocampista con salida de balón. Los agentes de Morán no han hablado aún con el club y no se plantean por ahora ninguna salida, aunque es obvio que la situación del jugador sí apunta a su despedida en enero. Mientras, el fichaje de un delantero tendría muchas opciones si el Zaragoza encuentra acomodo a Dongou, que acaba de reaparecer , o a Juan Muñoz, cuyo nivel no está siendo el esperado.