Natxo González es el hombre con más posibilidades de dirigir el Real Zaragoza la próxima temporada. El técnico vitoriano, que ha dividido su carrera entre el Alavés y el fútbol catalán, es desde el 2014 el entrenador del Reus, equipo al que consiguió llevar a Segunda División. Su nombre suena con tanta fuerza para sentarse en La Romareda que hasta César Láinez se atrevió ayer a hacer un análisis de las cualidades deportivas del preparador vasco, del que habló en términos elogiosos, sobre todo en referencia al rendimiento que sabe sacar de sus futbolistas. «El que no corre con Natxo, no juega», explicó el aragonés en la rueda de prensa previa a su enfrentamiento.

Se conocen bien. La última vez se vieron las caras hace dos temporadas en el encuentro que enfrentó al filial con el Reus en la Ciudad Deportiva, con triunfo de Láinez (1-0). «Todos sus equipos tienen ese denominador común de encajar pocos goles y ser muy agresivos. Lleva a la máxima representación lo que es un equipo. Todo el mundo trabaja, todo el mundo compite. Nadie da menos que el que está a su lado en el terreno de juego».

Láinez le tendió la mano a González de cara al futuro. «No está en mi mano buscar al entrenador, pero si al final viene Natxo se va a encontrar con toda la ayuda que le podamos dar. Va a ser el que nos tenga que llevar a lo que queremos todos, que es ese ascenso a Primera. Es un hombre que quizá no tiene el recorrido de otros entrenadores en cuanto a los equipos que ha estado, pero sí puedo decir que todos sus equipos, todos, tienen una seña de identidad: el que no corre, no juega; y el que no pelea, no juega. Además, tiene unos números defensivos muy buenos, y logra tener una eficacia que le da para conseguir sus objetivos».

El entrenador aragonés también explicó que Natxo Gonzá- lez prepara mucho la táctica de sus enemigos. «Vamos a tratar de sorprender a un rival que estudia muy bien a los contrincantes y que trata de empeque- ñecer las virtudes del contrario. Vamos a ver cómo está la gente y lo que podemos hacer para que Natxo no minimice nuestras virtudes y podamos ser superiores a ellos».