La solicitud de huelga de los trabajadores del Real Zaragoza para el partido del domingo ante el Tenerife pone ahora mismo en el aire la disputa de ese encuentro, que debe dar comienzo a las 18.00 horas. El club aragonés y el comité de empresa están citados mañana para una reunión que podría desconvocar la huelga, que fue pedida el pasado viernes y que cumple con los requisitos legales, y, si no hay avances, el viernes por la mañana se verán las caras en el SAMA (Servicio Aragonés de Mediación y Arbitraje) en el último intento para reconducir la situación y que esa huelga no se lleve a cabo este domingo.

Desde el Zaragoza confían en que esos dos cónclaves sirvan para hacer variar la opinión de los trabajadores y que la medida ya propuesta no tenga plasmación real. Ese es el planteamiento deseado, porque además esa medida romperá la negociación comenzada con el comité tras la presentación del Expediente de Regulación de Empleo el 9 de septiembre pasado.

Pero en caso de que las reuniones no fructifiquen, el Zaragoza confiesa abiertamente que, si no hay las garantías de seguridad necesarias en forma de un número suficiente de trabajadores el domingo en el Municipal para la cita ante el Tenerife, no dudará en solicitar a la Liga de Fútbol Profesional el aplazamiento del encuentro, al que el equipo llega con una racha de siete jornadas sin perder y 17 puntos de los últimos 21.

El club no puede acudir a los servicios mínimos, porque estos se encuentran solo regulados en los servicios públicos, así que la única solución es alcanzar un número adecuado de trabajadores entre los 166 fijos discontinuos cuyo cometido está en el funcionamiento de La Romareda en los días de partido. El club ni pretende ni puede, por el momento, sustituir a esos trabajadores en huelga, por lo que si no tiene un número suficiente de ellos (el comité de empresa estima que con menos de 130 empleados no se puede abrir La Romareda) que garanticen un funcionamiento correcto del estadio el día del partido no correrá riesgos en materia de seguridad.

El Zaragoza quiere llevar a cabo un ERE en el que rescindiría 200 contratos del club y 10 de la Fundación Real Zaragoza entre los 292 trabajadores actuales (264 del club y 28 de la entidad). La vía para lograrlo son las externalizaciones, como ya ha sucedido con los servicios médicos, y las reducciones salariales. El principal caballo de batalla son los fijos discontinuos, un sector amplio de esos trabajadores que la entidad tiene decidido externalizar. Eso sí, en la reunión del pasado miércoles club y trabajadores quedaron en estudiar la posibilidad de que el recorte del 30% de costes salariales que busca la SAD se pudiera realizar sin externalizar a tantos empleados para que dejen de pertenecer al Zaragoza. Sin embargo, esta iniciativa tiene mínimas opciones de prosperar.