El balón centrado por Morales y tocado por Roger Martí que a Irureta se le escapó entre las manos constituye una etapa más, quizá la última, en la galería de horrores que ha construido el meta vasco desde que llegó en verano pasado como apuesta para la titularidad. Desde entonces, el zaragocismo ha visto cómo el arquero de Berriatua ha dejado una colección de dudas en las 17 jornadas que ha sido titular y sus fallos han supuesto de forma clara seis goles, al margen de que esa lista se puede ampliar a alguno más, aunque en ese caso con culpas más repartidas con algunos de sus compañeros.

Agné no quiso hablar tras el partido ante el Levante de Irureta. «No toca, todos hemos visto lo que ha sucedido», aseveró. La realidad es que al técnico no le queda otra que darle la suplencia al meta ante el Alcorcón. Otra cosa no la entendería la afición. Ni tampoco el club, que en enero cerró el fichaje de Saja, cuyo momento para debutar parece haber llegado, y que intentó una salida para Irureta a la que el meta vasco siempre se negó de pleno. El técnico de Mequinenza le devolvió al once (del que había salido en el penúltimo encuentro con Milla) ante el Oviedo en la jornada 18 y dejó claro que prefería el carácter y la experiencia de Irureta antes que a Ratón.

El caso es que ante el Oviedo, donde cumplió, y en Vallecas, donde apenas tuvo trabajo, Irureta salvó la apuesta de su entrenador en él, pero llegó el partido contra el Girona (0-2) y el primer gol volvió a desatar las iras de La Romareda. Sandaza remató de cabeza tras una falta botada por Granell y el portero protestó la acción sin buscar una parada que era factible. Ese día, por cierto, una gastroenteritis estuvo a punto de dejarle fuera del partido y Agné le pidió que jugara, señal clarísima de confianza en él.

«Jugará salvo que se rompa una pierna», dijo cuatro días después el técnico cuando se le preguntó si iba a ser titular ante el Tenerife. No lo fue porque una gripe se lo impidió para que volviera de forma puntual Ratón. Regresó ante el UCAM, con un partido gris y alguna salida a destiempo, mientras que contra el Lugo pudo hacer algo más, ya que se tiró tarde, en el gol de Fede Vico, un disparo desde la frontal y ajustado en el descuento que supuso un empate (1-1) que minuros antes había salvado frente a Djaló.

LOS SILBIDOS

En Huesca cumplió un buen partido, con algunas paradas de mérito, si bien no estuvo fino en el primer gol, como el resto de la defensa en una jugada de estrategia culminada por Borja Lázaro. Pero el tanto de Roger el sábado, donde no acertó a atrapar un balón manso lanzado por Morales y en el que el delantero le gana la espalda a Cabrera para rozar levemente el esférico bien ha podido ser su sentencia. Lo que sí le llevó es a recibir los pitos en La Romareda, una sensación que no es nueva para él.

El día en que más se dejaron oír los silbidos al meta vasco fue frente al Elche, en la décima jornada. Un centro de Dorca no lo atrapó el portero y dejó el balón claro para que Nino marcara a placer el segundo gol ilicitano en un duelo que acabó 1-3.

Milla le había mantenido hasta entonces, aunque ya llevaba algunas semanas pidiendo el fichaje de un meta en enero. Ratón fue el titular en el último encuentro del turolense, en Pucela, después de que ese gol del Elche colmara la paciencia del entrenador. Irureta, además de dudas y de acciones de demasiada valentía en sus salidas, provocó un penalti innecesario en el debut ante el UCAM que transformó Imaz en el 3-1, el segundo gol del Lugo en el Anxo Carro (3-3) en la jornada siguiente fue una falta de entendimiento con Cabrera para que Joselu marcara a placer y en Soria hizo la estatua para que Del Moral cabeceara a bocajarro y empezara la reacción numantina (2-1).