Ninguna de las partes esperaba otra cosa. La conciliación quedó solo en el nombre del acto formal celebrado reglamentariamente en el Servicio Interconfederal de Mediación y Arbitraje (SIMA) y la huelga convocada por la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), así como la suspensión de todas las competiciones en todas las categorías a partir del sábado próximo por parte de la Federación Española de Fútbol (RFEF) siguen en marcha. Todo queda ahora a expensas de la decisión que tome hoy la Sala de lo Social de la Audiencia Nacional, que ha convocado a las 10.30 a los representantes del sindicato y la patronal para dictaminar sobre la denuncia presentada por la Liga de Fútbol Profesional en la que pide la suspensión con medidas cautelares del paro convocado por la AFE para el fin de semana próximo y el martes, miércoles y jueves de la semana que viene, en que está prevista la disputa de la 39ª jornada de Segunda.

En el caso de que la Audiencia Nacional dé la razón a la Liga, que insiste en que se trata de un huelga ilegal de carácter político porque va en contra de un decreto gubernamental, será necesario además que el Consejo Superior de Deportes (CSD) determine la nulidad de los acuerdos de la federación del pasado 6 de mayo. Una cosa sin la otra no garantiza que vaya a haber fútbol este fin de semana.

AL CONGRESO La otra vía para que las partes implicadas pudieran encaminarse hacia una posibilidad de entendimiento quedó ayer cerrada al adelantar el portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, que el real decreto-ley regulador de la venta centralizada de los derechos audiovisuales no será tramitado como proyecto de ley. Si el Parlamento optara por esa solución el decreto podría ser objeto de modificaciones vía enmiendas para recoger las principales aspiraciones de la AFE: un porcentaje directo como mínimo del 1% del dinero de los derechos audiovisuales, garantías salariales en el caso de impagos y que el porcentaje de 90% a 10% para Primera y Segunda pase a ser de 80% a 20%. "Es una equivocación de unos profesionales que deben pensar más en sus aficiones cuando se disputan competiciones de gran trascendencia", aseguró Hernando.

"Igual tenemos que ir de rodillas de Madrid a Las Rozas para pedir las cosas", dijo ayer el presidente de la Liga, Javier Tebas, tras el acto de conciliación, en el que, como también estaba previsto, no estuvo el presidente de la RFEF, Ángel María Villar, que se limitó a enviar un abogado. "Debería haber venido alguien con más nivel y capacidad de decisión. Se ve que no confiaba en que hubiera un acuerdo. Es muy triste. Demuestra que vive en su castillo y en una época feudal, y lo que no le conviene no lo hace", añadió el dirigente, que confía en que la Audiencia Nacional le dé la razón pero no descarta que las jornadas afectadas por la huelga no se puedan recuperar y el campeonato en Primera quede como está por arriba y por abajo: "El derecho de huelga amortiza la jornada en que se para y, por tanto, no se recuperaría. Por un lado, la federación hace un cierre patronal y por otro se pide una huelga. Así, los que quieran jugar no podrán hacerlo. Es un fraude".

El presidente de la AFE, por su parte, insistió en que el sindicato sigue abierto al diálogo. "Estas cuestiones se tienen que arreglar hablando. Ya lo dijo la vicepresidenta, que se pongan de acuerdo los del fútbol y la Administración nos tendrá que ayudar después", afirmó Rubiales, que confirmó que la huelga no afecta de momento a la última jornada de Liga en Primera ni a la final de la Copa del Rey. "La AFE plantea acuerdos y que sean implantados por el Gobierno, pero la Liga no quiere negociar. Van en otra dirección", añadió. Tebas explicó que habían ofrecido tres nuevas medidas, pero a negociar solo en el convenio colectivo: garantías a los futbolistas sobre sus sueldos mensuales, un fondo mutual como ayuda a la pensión de los jugadores de Primera, Segunda y Segunda B y más dinero a Segunda B y fútbol femenino.