La semana había estado presidida por un ambiente de clara fractura entre directivas que llevó a que en el palco de Los Pajaritos la frialdad fuera la nota común, mientras en las calles de Soria la convivencia de otros años, ese ambiente festivo y de confraternización, quedó reducido a la mínima expresión. Solo medio millar de zaragocistas se dejaron ver por Los Pajaritos, la mayoría con las peñas, que ocuparon uno de los fondos del estadio, por los más de 4.000 que habían estado en el anterior partido entre ambos, en el tramo final del curso pasado.

El Zaragoza anunció que no iba a ir al almuerzo de directivas y desde el club se dejaron ver por Los Pajaritos el presidente, Christian Lapetra, el consejero Fernando Rodrigo, el director general, Luis Carlos Cuartero, y el adjunto a la secretaría técnica, Albert Valentín. Una mínima representación si se la compara con otras temporadas. Llegaron antes del partido y se pudo ver a Lapetra en el palco charlando con Francisco Rubio, presidente del Numancia. Hubo saludos y rápidas conversaciones entre el resto de los miembros de ambos clubs, todo muy frío tras una guerra de declaraciones que ha puesto de manifiesto la distancia que hay entre clubs.

Esta vez los dirigentes del Numancia no celebraron los goles de su equipo de forma efusiva como en la pasada temporada, un gesto que no gustó nada en el Zaragoza. Hubo corrección en las formas durante el choque, aunque Víctor Martín, consejero y director general, no se quiso reprimir al final del partido y mostró de forma clara y visible su alegría por la victoria.

¿Y la afición? La mañana fue distinta de otras recientes en Soria cuando el Zaragoza hace acto de presencia, muchas menos camisetas zaragocistas y menor aire de celebración. Las Peñas El Picadillo y Frente Rojillo mantuvieron los actos desde las doce, pero en la Plaza del Tubo, punto neurálgico de la fiesta, apenas se vieron camisetas zaragocistas. "Han venido algunos de forma individual, pero no muchos la verdad. Pero nuestra idea cuando el Numancia vaya a Zaragoza es repetir esos actos de convivencia allí, que se mantenga el buen ambiente", decían desde la Peña El Picadillo.

Las peñas del Zaragoza que viajaron a Soria se concentraron en el Café Moderno, donde se vivió la fiesta, con paella incluida, solo de color blanquillo, con dos centenares de peñistas en la peña Fuerza Baturra. En los zaragocistas se justificaba la decisión porque el momento tras el cruce de reproches entre clubs no era el adecuado y para evitar así que pudiera haber incidentes entre aficiones. Que no hubo. En el campo se saludó por megafonía a a los zaragocistas desplazados y estos trataron de dejarse oír, igual que al final mostraron su enfado y decepción con el equipo, que fue a darles las gracias por el apoyo.