Es verdad que lo sucedido este verano, cuando el Numancia abanderó en la Liga la reducción del límite salarial del Real Zaragoza como paso ineludible para que la patronal se adhiriera a la modificación del convenio de acreedores, fue el detonante que terminó por enfadar al club aragonés, pero los encontronazos entre ambas entidades desde la llegada de la Fundación Zaragoza 2032 en el verano del 2014 han sido varios y ya fueron contados algunos de ellos por este diario en diciembre pasado.

Ya en ese mismo verano de aterrizaje de la Fundación al club zaragocista tras la salida de Agapito Iglesias, desde el Numancia se consideró que la LFP tendió en demasía la mano al Zaragoza y que permitió un límite salarial demasiado elevado para una entidad tan ahogada por las deudas como es la zaragocista.

Mientras, desde el club aragonés no se comprendió que fuera el Numancia uno de los más beligerantes y críticos con la situación del Zaragoza, que logró obtener la cesión del centrocampista del Athletic Ruiz de Galarreta, jugador al que aspiraba el club soriano y que tuvo una mejor oferta zaragocista para acabar llegando a La Romareda. Esa incorporación no gustó nada en Soria. Ahora, curiosamente milita en el Numancia tras llegar hace unos meses con la carta de libertad.

Ese roce por Galarreta fue a más en el verano siguiente, el del 2015. La venta de Jesús Vallejo al Real Madrid en una operación conjunta con el meta juvenil Darío Ramos por 6 millones de euros generó no pocas suspicacias en la Liga, en casi todos los clubs de Segunda, con el Numancia como una de las voces más críticas. Entendieron que en esa operación había un cierto favor madridista al Zaragoza, que con ese ingreso pudo aumentar su límite salarial y mantener como cedido al central, ahora en las filas del Eintracht alemán donde está jugando a préstamo por la entidad madridista.

El club aragonés subió el límite salarial con ese traspaso de Vallejo en más de dos millones en el verano del 2015. En este caso, tanto desde la Liga como desde el Zaragoza siempre se justificó que se trataba de una operación de traspaso perfectamente realizada y sin ninguna otra consideración y que las suspicacias no tenían ninguna razón de ser.

El último partido en Soria

Al último derbi del Moncayo ya se llegó con evidentes muestras de enfado, que apenas trascendieron. En el almuerzo de directivas en Soria el 14 de mayo ya se ausentaron algunos miembros de cada club, aunque sí se celebró esa comida y se mantuvieron las formas, pero en el partido, finalizado con empate (2-2), llegó otro roce. En el Zaragoza no sentó bien la celebración efusiva de la igualada en el minuto 86 por parte de los dirigentes del Numancia en el palco --el partido se puso con 0-2 para el equipo zaragocista--, ya que el conjunto rojillo apenas se jugaba nada en el envite y esos dos puntos perdidos fueron vitales en la trayectoria de los de Lluís Carreras, que al final ni se metieron la promoción. El caldo de cultivo estaba ahí y este verano el distanciamiento se hizo definitivo.