Mario y Rubén son dos centrales veteranos. Su largo recorrido en el fútbol español les ha hecho medir sus fuerzas contra toda la tipología imaginable de delanteros, y el domingo tendrán que cuidarse de otro viejo rockero del área. Vuelve Rubén Castro, bestia negra del Real Zaragoza y de sus porteros, un punta a quienes los ahora futbolistas del conjunto aragonés conocen muy bien. Otra cosa es que sepan cómo desactivarle en este nuevo cruce de caminos, esta vez frente al Betis.

El Pichichi de Segunda con diez tantos no es alguien ajeno a los defensores del conjunto aragonés. Comparten mucho en común. Los tres coincidieron en la sub 21 en la fase de clasificación de la Eurocopa 2004. Han pasado más de diez años de aquellos felices comienzos de siglo, cuando los tres enfilaban un futuro en apariencia prometedor. Por diferentes circunstancias, se han ganado el jornal sin saborear la gloria. Rubén Castro, a su manera, se ha consolado con su estrecha relación con el gol y los réditos de esa fama.

Estos trotamundos superan la estancia en media docena de clubs, de aquí para allá, de Primera a Segunda y viceversa, de Alemania a Azerbaiyán... Rubén González aterrizó en el Albacete tras su paso fugaz por el Borussia Mönchengladbach, ya lejos de la Fábrica madridista. Allí se encontró con Rubén Castro, máximo realizador de Segunda la temporada anterior con el Las Palmas. Dos cursos después, formaron parte de la plantilla del Racing... El ariete también compartió vestuario con Mario precisamente en el Betis, del 2011 al 2013.

Como enemigos, el atacante se ha visto las caras con Rubén González con Huesca, Rayo y Betis. El central estaba enfrente con Celta, Mallorca y Osasuna. A Mario solo le ha tenido una vez de adversario, en un Nástic-Recreativo... En todos esos encuentros, cinco en total de los que perdió uno, el canario solo logró un tanto en El Sadar.

Lo natural será que Mario se encargue de Rubén Castro en un duelo que augura chispas y alguna descarga de mayor voltaje. Son dos de los futbolistas más en forma de la categoría, cada uno en su oficio, y sus naturalezas les emparejan. De ese pulso de centros de gravedad medio-bajo, reacciones explosivas y grandes dosis de inteligencia dependerá mucho el desarrollo del choque. Castro va a a buscar a Rubén, a González, porque sabe que la vía de agua del Real Zaragoza se abre con mucha más facilidad por ese espacio.

Los tres se reencuentran en La Romareda, cada vez más próximos al ocaso profesional pero capacitados para saber a quién corresponde el estornudo o el suspiro de uno u otro. Son muchos años tan cerca y tan lejos... En esta cita, cuanto más encima estén Mario y Rubén de Rubén Castro, bastante mejor. Es otro cruce de caminos al que la nostalgia y la familiaridad no está invitadas.