—¿Cómo se vio en Alcorcón?

—Bien. Estuve a gusto. En lo personal acabe satisfecho por cómo me sentí más allá de mi juego. Las sensaciones fueron positivas.

—¿Le dijo algo Raúl Agné después del partido?

—No. Dio un mensaje general de cómo había visto al equipo, pero personalmente no.

—¿Esperaba debutar antes?

—No, porque sabía que venía a un equipo donde se le estaba dando la confianza a Irureta. Yo respeto las decisiones del entrenador, pero me preparaba para el momento que me tocara jugar. Una vez llegado a Zaragoza no me hubiera gustado debutar nunca y que el equipo ganara todos los partidos, pero las circunstancias se presentarón así.

—¿Hasta qué punto condicionó su debut que usted tuviera que alcanzar un mejor nivel físico?

—Eso no lo sé, pero haber estado trabajando cuatro semanas antes de mi debut me ha sentado bien. De ese modo uno se aclimata, conoce a los compañeros, conoce la idea del entrenador, qué es lo que quiere y qué es lo que pretende. En otros equipos me ha tocado ya llegar un martes o un miércoles y debutar el domingo, pero no es lo ideal.

—¿Pero físicamente llegaba bien?

—Sí, porque había estado jugando hasta el 22 de diciembre con el Nástic y en enero, hasta que fiché por el Zaragoza, estuve trabajando con un entrenador de porteros. Me faltaba un poco en lo colectivo, pero en lo individual y en lo específico del puesto venía.

—Antes decía que llegaba a un equipo donde el entrenador estaba confiando en un portero, ¿pero hasta qué punto pudo influir en la decisión del Agné el fallo de Xabi Irureta ante el Levante para darle la oportunidad de jugar a usted?

—Lamentablemente a nosotros nos gusta jugar a veces por dos razones que no nos gustaría que ocurrieran nunca, que son las lesiones o una decisión táctica del entrenador. En este caso fue por esto último y, sin bien me toca competir por el puesto, tanto con Irureta como con Ratón, nuestra posición es muy ingrata en ese sentido. Nuestros fallos son muy notorios, porque estamos muy expuestos y no te puedes esconder detrás de un rival. La pelota te llega y la coges o cometes un error y es difícil. Es una posición muy sensible y a mí me parece bien que cuando un entrenador confíe en un portero sienta esa confianza. Por eso me parecía que eso se hiciera con Irureta.

—Pero algo influiría es su decisión de cambiar de portero.

—Pero eso habría que preguntárselo al entrenador, que es el que tiene que tomar las decisiones y está para eso. Él hará sus evaluaciones en cada caso y sabrá bien porqué toma las decisiones. Son cosas del entrenador.

—Su idea inicial era quedarse en Argentina cuando recibe la oferta del Real Zaragoza.

—Entonces estaba analizando algunas ofertas de Argentina, aunque no me había salido todavía lo que yo buscaba, que era un equipo donde yo creía que podía ser útil o importante. En definitiva lo que yo considerara que podía ser un desafío y eso lo que es en este momento el Zaragoza para mí en mi carrera. Es un desafío muy grande, me gustó y la verdad es que no lo dudé.

—Al margen de ser un portero veterano, con 37 años, lo que más dudas generó entre la gente es que usted llegaba tras desligarse del Nástic, que era el colista de Segunda División. ¿Qué opina de esto?

—Eso puede ser hasta lógico. En la cuestión de la edad hay jugadores que llegan mejor a los 37 años que algunos de 32 y otros que no, aunque es verdad que cada día me tengo que esforzar me tengo que cuidar más, porque la edad y el puesto así te lo exige. Eso depende de mí, mientras que sobre las dudas de que venía de un equipo que no va bien pueden ser válidas, pero yo me conozco y creo que puedo estar a lo altura de lo que exige el Zaragoza. Además esto no deja de ser un deporte colectivo y a veces, cuando lo colectivo no va bien, lo pagamos todos. Eso sucedió en el Nástic en el primer semestre y no puede estar ajeno a ello.

—Además ya se habrá informado de que la portería del Real Zaragoza es bastante complicada.

—Como decimos en Argentina no todas las porterías miden lo mismo. Las porterías son iguales en todos los campos, pero yo como portero puedo decir que no. No es lo mismo la portería del Real Madrid que la de otro equipo y no es lo mismo la portería del Zaragoza en Segunda División que

la de otro equipo de esta misma categoría. De eso soy muy consciente y por eso digo que para mí es un desafío grande jugar en el Zaragoza. Yo voy a hacer todo lo posible para estar a la altura, pero tengo claro, porque me lo digo Diego Milito y porque ya lo he vivido durante este mes, que la

portería del Real Zaragoza no es nada sencilla.

—¿Es consciente de que el Zaragoza no puede seguir encajando tantos goles si quiere acabar la Liga arriba?

—Eso está clarísimo y sobre todoen una Liga tan pareja como la Segunda División. Eso es algo que siempre lo he pensado.El promedio de goles en contra debe bajar, porque en cualquier Liga para estar arriba hay que encajar pocos goles. Nosotros, si terminamos de ser sólidos, porque yo veo al equipo mejorando jornada a jornada en ese sentido, tenemos calidad para lastimar a

los contrarios. Además, creo que la línea de fondo está haciendo un buen trabajo. Eso también me hizo mi trabajo más fácil en campo del Alcorcón, aunque nuestro objetivo era ganar.

—¿Va a ser un partido especial para usted el encuentro frente al Nástic de Tarragona?

—Desde luego no es lo mismo.

—Pero usted, con su experiencia,tampoco se va a poner nervioso.

—Nervioso no, pero siempre tener algo de nervios está bien y sobre todo en los porteros. Los nervios, hablando del cosquilleo en la tripa, está bien en un deportista,porque cuando pierdes eso se te hace más difícil.

—¿Ha hablado con algún jugador del Nástic?

—Lo he hecho en alguna ocasióncon Iago Bouzó o con Xavi Molina,porque tengo grandes recuerdos de ellos, pero esta semana no voy a hablar con ninguno. Lo hice al llegar a Zaragoza.

—El partido es muy importante para los dos equipos porque ambos necesitan ganar. El Zaragoza para pensar en la parte de arriba y el Nástic para seguir pensando en salir de la zona de descenso.

—Es un equipo que de los últimos siete partidos ha perdido solo uno, que fue en el campo del líder (Levante). Nos vamos a encontrar un equipo que viene en alza y no será un partido sencillo, pero nosotros debemos pensar en lo nuestro, porque de ganar podríamos empezar a mirar para arriba.

—¿Le preocupa algo en especial de su exequipo?

—Sobre todo que hoy en día tiene un ataque que fue más efectivo que en la primera vuelta de la Liga. Además, el retorno de Achille Emana ha sido muy importante para ellos y también está jugando mucho el chileno Delgado, que en el primer semestre había jugado pocos minutos y que ha metido algún gol. Yo veo a un equipo en buena forma y creo que ahora mismo es un rival de mucho cuidado.

—¿Cómo se ha encontrado el vestuario del Real Zaragoza?

—Lo primero que he encontrado es un vestuario muy sano, con muy buena calidad humana, y

me recibieron muy bien. Creo que hay muy buenos chavales. Yo los veo bien y con mucho ánimo.

Quizás puedan estar un poco golpeados porque el equipo no está en la posición que ellos tenían la ilusión cuando empezó el verano, pero creo que están con fuerza. Yo veo bien a los compañeros y con ganas de sacar al equipo adelante.

—¿Ahora deben pensar más en asegurar cuanto antes la permanencia en la categoría o en tratar de alcanzar la promoción al final de la Liga regular?

—Yo, y lo digo por experiencia,creo que no hay que pensar en otra cosa que en el próximo partido.

Creo que es lo mejor que puede hacer el equipo. No hay que plantearse objetivos más lejanos.

Hay que buscar objetivos breves y posibles. Por eso hoy el objetivo del Real Zaragoza debe ser ganarle al Nástic y así sucesivamente.Eso nos va a llevar después por una cuestión de lógica a ir alcanzando objetivos mayores. Ahora tenemos que pensar en tratar de ganar partido a partido.

—¿Ha notado mucha presión desde su llegada por la necesidad del Zaragoza de luchar por el ascenso?

—Lo que he notado es la presión lógica de un equipo tan importante que está en Segunda División

hace cuatro años. Cuando el Zaragoza baja a Segunda solo debería estar una temporada en

esta categoría y cada año que pasa esa presión aumenta, pero no más de lo que yo creía. Esa es la exigencia lógica para un club como el Real Zaragoza que ha estado habitualmente en Primera División. Por eso decía antes que jugar aquí supone un desafíogrande para mí.

—¿Por qué ese cambio tan grande del equipo que se vio ante el Levante, con el que merecieron ganarle, al del partido contra el Alcorcón, con el que estuvieron a punto de perder?

—Hay días que el equipo se levanta mejor que otros, pero tiene que ver con las circunstancias, el

rival y el contexto. No es lo mismo jugar en La Romareda, hablo del campo juego, no de lo que

transmite La Romareda, y otra cosa es hacerlo en campo del Alcorcón,con un equipo que nos agobió en la primera parte, pero que en la segunda jugamos mejor y tomamos el control del partido. Es cierto que nos costó que habíamos sido ante el Levante, pero creo que eso fue por las circunstancias y por el rival más allá de que un partido puedes estar más acertado que en otro.

—¿En el vestuario son conscientes de que en los dos próximospartidos deben sumar los seis puntos para poder pensar en quedar arriba y que de lo contrario la situación se empezará a complicar mucho por abajo?

—Yo creo que va a haber un antes y un después tras estas dos jornadas de Liga. De eso no tengo dudas.Acá o tiramos para arriba o nosotros mismos nos creamos un problema. El equipo es consciente de eso y por eso saldrá a tope el domingo para ganar y mirar hacia arriba, que es lo que el Real Zaragoza exige. Todos estamos con ganas de hacer las cosas bien y para ello es necesario ganar ya el partido ante el Nástic.