El Real Zaragoza sumó un punto en Almería que, a efectos clasificatorios, es positivo porque aumenta a cuatro la distancia del descenso, pero que deja un sabor amargo porque, en el estadio de los Juegos del Mediterráneo, el equipo zaragocista lo tuvo todo a favor para llevarse un triunfo de valor incalculable. Le perdió la falta de gestión de sus momentos de superioridad. Dispuso de dos goles de ventaja casi sin romper a sudar gracias al acierto de Edu Bedia y de Ángel, pero se dejó empatar dando muestras de demasiada fragilidad, recordando que ha sido un desastre todo el curso para mantener rentas en el marcador. Y después, en el tramo final, en más de 20 minutos, contó con un jugador más sobre el césped tras la roja a Fidel, pero ahí lo que le penalizó es otro mal conocido, su escasa gasolina.

Es indudable que el Zaragoza ha mejorado con César Láinez, que tiene más fútbol y que genera más ocasiones de peligro, pero también que el técnico no ha podido solucionar viejos defectos que el equipo ha arrastrado en la mayor parte del curso, quizá porque tienen más que complicada resolución. El Zaragoza no sabe ser consistente, se desarma sobre todo por los laterales, solo puede protegerse bien en la medida que tiene el balón y ayer estuvo demasiado impreciso para ser capaz de gobernar el choque cuando tuvo dos goles de ventaja.

Con Feltscher y Casado en las alas de la defensa, en dos retornos sin resultado, sobre todo en el caso del venezolano, al que el Almería buscó como autopista hacia Ratón, y con Cani en lugar de Lanzarote saltó el Zaragoza al césped. Y lo hizo con una lección de eficacia en dos fogonazos llenos de talento. Cani se fue por dentro para asistir a Edu Bedia, que definió con precisión milimétrica, y Pombo le envió un buen regalo a Ángel que el ariete selló a la perfección de sutil vaselina para que en el minuto 7 el partido solo tuviera un color, el avispa de un Zaragoza que tenía todo para ganar.

Sin embargo, el Almería se sobrepuso. Juntó algo más las líneas tras un comienzo caótico y aprovechó las imprecisiones zaragocistas para empezar a dominar de forma clara el partido. Puertas, a centro de Nano, dio el primer aviso, antes de que la falta de un buen despeje tras un error de Javi Ros acabara en un fuerte disparo de Morcillo a pase de Puertas que acabó en la red. Así, el Almería acortó distancias a los pocos minutos y eso terminó por abrir el partido.

Entonces, cambió de banda Láinez a Pombo para que echara una mano a Feltscher, que se descosía por momentos ante Fidel y Nano. El Zaragoza empezaba a sufrir porque no le duraba nada el balón, pero tuvo ocasiones para cerrar el partido. Casto sacó una mano enorme en una falta de Zapater y una gran jugada de Cani tras error de Motta se encontró con la buena salida del guardameta del Almería, que mantuvo en pie a su equipo ante el mayor talento arriba del Zaragoza.

MAZAZO EN EL 44 / Las peores noticias para el equipo de Láinez se confirmaron antes del descanso. Ya había avisado antes Quique, de cabeza, pero en un córner en corto, Fidel, ante el despiste de Feltscher, envió un centró al corazón del área que tocó Borja y que el propio Quique cabeceó, sin que hubiera noticias de los centrales y mucho menos de Ratón, demasiado inseguro y timorato en las salidas durante todo el encuentro.

No hacía falta ser un adivino para prever que el Zaragoza iba a pasarlo mal en la segunda parte y así comenzó ocurriendo, al principio de la misma por la banda de Casado, al que el ostracismo no ha mejorado en demasía. Se diría que más bien nada. Un remate de Kalu Uche y una jugada bien llevada por Puertas supusieron las primeras amenazas para un Zaragoza que no tenía el balón casi nunca, lo que era una pésima noticia, y que no encontraba la manera de armar una contra ante un Almería que dejaba espacios para ello.

Buscó refrescar el equipo Láinez con Edu García por un agotado Cani, mientras que Isaac ocupó el lugar de Feltscher. Ni uno ni otro cambio surtieron demasiado efecto. Sí que debió tenerlo la segunda amarilla de Fidel por una clara falta a Ángel. Era el minuto 70 y quedaba un mundo para intentar una victoria de oro.

Ramis dio el punto por bueno y protegió el equipo con Callejón, un centrocampista en edad juvenil, Isidoro y Gaspar. Juntó líneas en torno a Casto y un agotado Zaragoza no supo cómo superarlas. Tampoco cuando salió un Dongou que no está para casi nada y el equipo pasó a jugar con dos arriba. Es más, la mejor ocasión en los últimos minutos fue para el Almería, pero Ratón atrapó un ajustado remate de Quique y el partido acabó en un empate tan positivo como triste para el equipo zaragocista.