La Romareda desde hace varios años no es un feudo inexpugnable, por desgracia. Se diga más explícitamente o se decida no mencionarlo, el ascenso siempre es el objetivo final del Real Zaragoza, un club llamado a estar en Primera División y no vagando por la categoría de plata. En Tenerife arrancó el quinto proyecto blanquillo en Segunda buscando la tan ansiada meta. Si es de manera directa, mejor. Si es a través del playoff, más fácil es llegar pero más difícil subir. Conseguir el mayor botín posible requiere ser tremendamente fiable en casa y sacar un buen puñado de puntos a domicilio. La media inglesa, por ejemplo.

El conjunto de Natxo González se estrena el próximo domingo en Liga contra el Granada en el que será el primer partido en casa de los 21 que vendrán en la competición regular. La pretemporada, cuyas sensaciones y resultados han sido pobres, y el debut en el Heliodoro, que se saldó con derrota, obligan al Real Zaragoza a sumar de tres en tres cuanto antes. Y qué mejor que ante su afición. Fácil es decirlo y difícil cumplirlo porque en las cuatro temporadas anteriores en Segunda el conjunto aragonés ha sido un desastre en casa. En dos de ellas no logró ni la mitad de puntos en juego y, como mucho, ha llegado al 65% en la campaña 15-16, la del cataclismo en Palamós. Por lo tanto, toca detener la sangría local.

LOS NÚMEROS

Tras el descenso, Paco Herrera comenzó, con un equipo a priori ilusionante, el camino de regreso a la élite, pero se acabó mirando con cercanía la Segunda B. En casa, el Real Zaragoza logró el mismo número de victorias, empates y derrotas: siete. En total, 28 puntos de los 63 posibles, un pobre 44%. En la siguiente temporada, la 14-15, se alcanzó el sexto puesto y se rozó la gloria en Las Palmas. Se mejoró, pero hubo mucho margen de mejora ya que se obtuvieron diez triunfos, siete empates y cuatro derrotas, es decir, 37 puntos (58%).

La mejor temporada llegó de la mano de Popovic y Carreras en la 15-16 al alcanzar un 65% de los puntos posibles. En total fueron 41 de 63 repartidos en trece victorias, dos empates y seis derrotas. De todos modos, de poco sirvió porque ni siquiera se logró llegar a la sexta plaza. Al menos esos puntos ayudaron a no sufrir por el descenso. Como en la primera campaña, el curso pasado fue de suspenso en casa. Se consiguieron el 47% de los puntos repartidos en ocho victorias, seis empates y siete derrotas. 30 puntos de los 50 que se lograron. Una cosecha insuficiente.

Por poner en relieve la importancia de sacar el mayor número de puntos posibles en casa, en el último ascenso blanquillo en la temporada 08-09, el Real Zaragoza logró quince victorias, cinco empates y solo una derrota (ante el Rayo por 2-3). Así, fueron 50 puntos. Los mismos que sacó en total la temporada pasada entre los de casa y los de fuera.

Los números del anterior ascenso, el de la temporada 01-02 con Paco Flores a los mandos, se acercaron más a los actuales. Entonces, aunque se logró el ascenso, se consiguieron once victorias, seis empates y cuatro derrotas. Es decir, 39 puntos, dos menos que en la 15-16 y a once del ascenso con Marcelino.

Contra el Granada arranca un nuevo curso en La Romareda, ante su público, el que quiere ver cómo su equipo le da más alegrías para soñar. El rival no es sencillo, igual que el cómputo general de la temporada, pero los zaragocistas quieren disfrutar.