La sala de máquinas es el punto neurálgico de los dos equipos aragoneses. Su columna vertebral da forma y dota de equilibrio dos modelos de juego que presentan diferentes vestiduras. Real Zaragoza y Huesca pelearán por el objetivo de acercarse a Primera en una lucha entre formaciones tácticas, entre figuras; el rombo contra el trivote. El conjunto zaragozano ha crecido gracias a la idea de juego que implantó Natxo con Eguaras como centrocampista único, dos interiores y un hombre en el vértice más adelantado. Por su parte, Joan Francesc Ferrer Rubi se elevó por los aires desde los tres hombres en el medio. Una modificación táctica con respecto al doble pivote que solía alinear Anquela el curso pasado y que ha terminado por curtir a este Huesca de altos vuelos.

La escuadra azulgrana recuperó parte de su estilo atractivo y efectivo en Cádiz. Con Aguilera portando la insignia de coronel por delante de la defensa. Su labor es imperial, puesto que es decisivo en el robo del balón y en la contención. Pero no solo se limita a esa labor sucia, muchas veces es el punto de partida a la posesión. Aguilera no solo oxigena al equipo, sino que escolta a los interiores Lluís Sastre y Gonzalo Melero. Dos futbolistas con una incidencia en el juego diferente, pero sin la que no se podría componer el significado del Huesca.

Rara vez se ve a Sastre fallando un pase. Reparte balones y ayuda a que el juego sea más dinámico y pulcro. A su lado está Gonzalo Melero, un jugador de traje y corbata. Capaz de ayudar en prestaciones ofensivas como posicionarse en la delantera. El madrileño es efectivo en el disparo, con una fina capacidad goleadora y un remate de cabeza certero. Es un futbolista total. A los fijos que componen el trivote se unen Moi Gómez, técnico y de visión privilegiada; o Ferreiro, incansable y de virtudes eléctricas.

El Real Zaragoza se ha consolidado mediante otra forma geométrica. El rombo ya forma parte de la identidad del conjunto zaragocista. Bajo esta figura se ha estructurado el crecimiento blanquillo, una formación bendecida por la varita de Eguaras. El navarro ve lo que el ojo no ve, pases filtrados entre líneas fuera de la comprensión de sus oponentes. El que más pases buenos filtra en ataque y el segundo que más pases buenos proporciona de Segunda. Un director de orquesta acompañado por dos interiores. En el vértice izquierdo estará Raúl Guti, el chico incansable. En el flanco diestro hay un interrogante, puede jugar el capitán Alberto Zapater o Javi Ros, el cual cuajó una solvente actuación en el Reino de León. En la mediapunta, o en la cima del rombo, puede citarse el alto votage de Aleix Febas o la dinamita de Papunashvili. Dos jugadores de alto desequilibrio ante la baja del hedonista suizo, Oliver Buff.

Esta parcela del campo apunta a ser el epicentro de la batalla. Ambos equipos tratarán de imponer su estilo, buscando indagar en las debilidades del rival. El Huesca puede encontrar superioridad condensando la zona de creación blanquilla, situando en el punto de mira a Íñigo Eguaras como la pieza a desactivar. Por su parte, el Real Zaragoza puede buscarle las cosquillas al Huesca mediante una presión alta e incisiva, ya que donde más han sufrido los oscenses ha sido en choques donde han sido asfixiados, como ante el Sporting. La contienda se vivirá en el medio, entre dos equipos con sistemas y planteamientos diferentes.