—¿Cómo está después del encuentro contra el Rayo Vallecano? Láinez comentó que tuvo problemas con el calor.

—Bien. El otro día sufrimos todos. Poner un partido a estas alturas de temporada a las cuatro de la tarde es de locos. No sé a quién se le ocurren esas ideas. Espero que no se les ocurra volver a poner un partido a esas horas.

—¿Y físicamente qué tal se encuentra?

—Bien, llegaba sin muchos minutos antes de llegar aquí y sin ritmo de competición porque venía de una lesión larga, pero César (Láinez) me dio mucha confianza y me encontré bien casi desde el principio. Pensaba que me iba a costar más. Entrenaba para jugar, pero el ritmo te lo dan los partidos. Desde el principio me encontré bien y me sorprendió a mí mismo.

—El apartado físico está siendo uno de los problemas de esta temporada y eso podría explicar el bajón en las segundas partes y que se pierdan tantos puntos al final, ¿está bien el equipo en ese aspecto?

—Se habla mucho de qué nos pasa en las segundas partes. También hay que pensar que en las primeras partes somos muy superiores a todos. En casi todos los partidos nos hemos adelantado en el marcador y es muy difícil jugar como lo hacemos nosotros. Desde el minuto 0 hasta el 45 somos muy superiores, tenemos el balón, ocasiones, nos adelantamos, pero los contrarios también cambian e intentan hacer otras cosas en el descanso. Aprietan más arriba, nos dejan jugar menos y a nosotros nos gusta tener el balón. Eso lo notamos un poco y, aunque contra el Cádiz y el Rayo hemos mejorado eso, nos han metido en el 90 prácticamente los dos goles. Al final no sé si es tema psicológico, pero te vas a casa hundido.

—¿Cree que hay un factor psicológico?

—No, porque al final son muchos partidos pero no le encuentras explicación. Nosotros lo hablamos y si no hay que jugar, no hay que jugar. El Cádiz no tuvo ocasiones para meter gol, pero al final le cae a 30 metros de la portería, le pega y mete un golazo y ante eso no puedes hacer nada porque además no estábamos metidos atrás. No es psicológico pero al final piensas ‘¿qué vamos a hacer? Si lo estábamos haciendo bien...’ El otro día ante el Rayo igual, un rechace. Hay que seguir trabajando para cambiar eso.

—De los doce partidos que ha disputado hasta ahora con el Real Zaragoza, en solo uno, el de Elche, ha jugado los 90 minutos completos, ¿tiene gasolina para jugar más?

—Sí, estoy bien para jugar 90 minutos. Hablo con César y es cierto que vengo sin jugar, sin ese ritmo competitivo y al cien por cien igual puedo jugar lo que vengo haciéndolo, 70 u 80 minutos. Al principio jugué poco y no pude coger ese ritmo. Llevo dos años sin hacer ningún tipo de pretemporada y a estas alturas se nota. Este verano aprovecharé para llegar bien.

—¿Considera que ya están salvados aunque falte un punto?

—No, para nada. Tenemos que ir a Girona a intentar ganar y será muy difícil porque para ellos es el partido de sus vidas y el más importante de la historia del club. Para nosotros es un partido importantísimo para finiquitar este año. Nos marcamos un objetivo a mitad de temporada que era la salvación al haber estado a pocos puntos del descenso. A nadie le gusta ese objetivo y sí pelear por cosas bonitas, pero creo que lo estamos haciendo bien aunque se nos han escapado puntos que teníamos al alcance. De todos modos, haber perdido solo dos partidos de diez creo que es muy bueno.

—El domingo el punto les sirve a los dos equipos. ¿Qué le dice?

—Siempre se hablan cosas de esas pero al final los que salimos a jugar somos nosotros, los jugadores. Los dos nos jugamos la vida y por mucho que el empate nos valga a los dos, los nervios están ahí y hay que ganar.

—Cuando firmó en enero por el Real Zaragoza, ¿esperaba pelear por la salvación?

—Cuando fiché estábamos igual o peor que ahora. La Segunda División es muy difícil y da igual el nombre que tengas. Creo que lo bueno que se hizo fue marcarse el objetivo de la salvación cuando estábamos en problemas y no mirar más allá porque es un error. Cuando te metes en descenso parece que no te salga nada aunque hagas buenos partidos. A veces perdíamos cuando íbamos empate y dijimos que si vamos empate, se empata, que no hay que volverse locos con los tres puntos. Eso nos dio confianza.

—Comentó hace poco que estaba volviendo a disfrutar del fútbol, ¿por qué es así estando el equipo peleando por no bajar?

—Cuando estuve en el Hércules, ese año fue de los que más disfruté jugando al fútbol y estuvimos en descenso casi toda la temporada, aunque nos salvamos a falta de dos jornadas. Allí me sentí importante y, aunque no salen las cosas, sientes que luchas por un objetivo y eres muy partícipe de lo que hace el equipo. El año siguiente en el Barcelona B fue diferente porque no tienes ningún tipo de presión y son todo comodidades. Fue un año muy bonito pero al final echas de menos sentirte futbolista.

—¿El actual Edu Bedia es el mejor Edu Bedia?

—No, porque un año en el que no haces pretemporada, vienes de una lesión muy larga y estás la primera parte de Liga prácticamente sin jugar hace que no encuentres el ritmo. Aparte tienes que cambiar de equipo y de ciudad en invierno y jugando los últimos diez o quince partidos no te da tiempo a ponerte al cien por cien. He notado muchísimo la confianza de César, pero toca aprovechar el verano para estar bien de cara a la pretemporada.

—Aunque no ha llegado a su mejor nivel, como usted mismo comenta, ha dejado pinceladas como la chilena ante el Rayo, ¿qué pensó cuando vio que golpeaba en el larguero?

—Que tuve mala suerte. Si hubiese sido un delantero de estos que tienen flor hubiese ido para adentro.

—¿Qué vestuario se encontró a su llegada al Real Zaragoza?

—Antes de llegar aquí hablé con bastante gente y me dijeron que cómo podía ir al Zaragoza siendo que estaba mal y que tiene muchos veteranos. Vine aquí y me encontré lo contrario de lo que me estaban pintando, es un grupo de amigos. Es una pasada haber estado con los veteranos como Zapater, Cani o José Enrique como con el resto de compañeros. Estamos a punto de conseguir el objetivo que nos marcamos porque el equipo es una piña y no hay grupillos como puede haber en otros vestuarios.

—¿Sintieron que con Agné podían irse a Segunda B?

—Quedaba mucho, pero sí hubo un momento en el que pensábamos que no arrancábamos y no sabíamos qué pasaba. Al final se cambió el entrenador y salió bien, aunque también pudo salir mal, en el fútbol nunca se sabe.

—¿Pesa más la camiseta del Real Zaragoza que otras?

—Sí, está claro. No se puede defraudar a tanta gente ni al club. Cuando te ves a dos puntos del descenso con la camiseta del Real Zaragoza es diferente, con todos los respetos, a si llevas otra que tiene como objetivo salvarse desde el principio de la temporada.

—¿Llegaron a pensar en algún momento en que se podía alcanzar el ‘playoff’?

—Nos marcamos el objetivo de salvarnos. En el vestuario no lo hablamos por precaución pero a veces llegas a casa y piensas que si ganas dos y pierde otro dos partidos… pero y si, y si, y si… Solo debes mirar hacia ti y pensar solo en el siguiente partido.

—¿Hay plantilla para haber luchado por algo más?

—Sí, está claro. Cuando llegué aquí me llevé muchos palos en Oviedo por decirlo pero lo sigo pensando. Esta plantilla tiene mucha más calidad que otras de Segunda, pero la categoría es muy larga, muy competitiva y no siempre gana el que más calidad tiene o el que juega mejor. De hecho, en la primera parte de la Liga en Oviedo, Fernando Hierro nos puso un esquema en vídeo, que tenía toda la razón, que ponía que de los últimos no sé cuántos partidos de Segunda, ganaba el que menos posesión tenía porque se espera mucho el fallo del rival, las transiciones y a veces no gana el que más calidad tiene.

—¿Eran conscientes dentro del vestuario de que un descenso a Segunda B hubiera supuesto posiblemente la desaparición?

—Sí, por eso mismo decía lo de sacar el cien por cien en esa situación. Hay que hacerlo pero es muy difícil porque sabes que puedes fallar a mucha gente y a un club que es de los más grandes de España. No te llegas a poner nervioso porque al final es tu profesión pero tienes que tener todo en su sitio para conseguir el objetivo. A todo el mundo le gustaría jugar en el Real Zaragoza en Segunda División.

—Le queda un año de contrato, ¿seguirá en el club?

—Espero que sí. Estoy encantado y volviendo a disfrutar del fútbol y es algo que hacía mucho tiempo que no hacía. La gente me ha recibido muy bien y no esperaba encontrarme tan bien como me estoy encontrando. Tengo contrato y pienso en aprovechar el verano para venir al cien por cien.

—¿Qué cree que debe hacer el club y el vestuario para retomar el vuelo de cara a la temporada que viene?

—Dentro del vestuario, seguir teniendo mucha humildad. Este año ya la hemos tenido. Somos el Zaragoza, pero respetamos a todos los rivales. Domingo a domingo y pensar solo en ese partido. No debemos llegar al primer partido de Liga de la temporada que viene pensando en que tenemos que ganar para meternos en puestos de playoff.

—¿Se debe hablar el curso que viene de la palabra ascenso?

—No. Hay que pensar en el partido de cada domingo. Puede hacer que te pongas nervioso y volver a donde estamos. Partido a partido y no mirar más allá.

—La temporada pasada en el Real Oviedo pudo conocer al David Generelo compañero de vestuario y entrenador en una misma temporada, ahora que ha vuelto al Real Zaragoza, ¿cómo era en ambas facetas?

—Como jugador me encontré a un capitán que no llevaba brazalete. Cuando él hablaba se callaba todo el mundo y lo que él decía, se hacía y eso que no entrenaba por estar lesionado. Cuando se decidió ponerle de entrenador la directiva nos preguntó a la plantilla si estábamos de acuerdo con esa decisión y el cien por cien dijimos que sí porque confiábamos en él. Era lo que necesitábamos porque nos dio más intensidad en los entrenamientos, mucha más confianza pero no salieron los resultados