Mala señal cuando para justificar un partido se acude al balance de 13 puntos de 15, a un césped más que irregular y a los tres encuentros en ocho días que cerró en Sabadell el Zaragoza, que dio un frenazo a su progresión con unas tablas en casa del colista que saben a muy poco. No mereció ganar el equipo aragonés, al que Nauzet le quitó la victoria tras un cabezazo de Cabrera en el descuento, pero que soltó un encuentro global malo, sobre todo en lo futbolístico, en el trato con el balón, ya que en ataque el nivel fue muy bajo. La victoria en la Nova Creu Alta suponía dejar el ascenso directo a cinco puntos y el Zaragoza desaprovechó esa ocasión para que ese tren siga a siete por no vencer en campo del farolillo rojo, jugando además peor que en los últimos encuentros. Sí, sumó un punto. Sí, acumuló una jornada más sin perder y sin encajar, cinco ya. Pero el sabor de ese empate es amargo, se mire por donde se mire.

Porque el Zaragoza se plantaba en Sabadell con un pleno de puntos en los cuatro partidos anteriores, con una sensación real de crecimiento futbolístico ante Leganés y Recreativo, con un fútbol más que notable ante el Barcelona B y con una victoria repleta de moral y convicción en Pamplona. A todo eso respondió ayer con un claro retroceso en ese avance de sensaciones. El equipo no encajó, para que Bono ya coleccione 454 minutos sin recibir un tanto, pero el Sabadell generó más peligro que en anteriores partidos, aunque entre la falta de acierto de Marcos y los fueras de juego el marco se dejó cerrado de nuevo. Sin embargo, lo peor del Zaragoza estuvo en ataque, donde el atasco y la espesura fueron enormes.

Esta vez, pese a que Popovic apostó de inicio por Javi Álamo para que Eldin pasara a la mediapunta y tratar de ganar así en asociación, el equipo fue un dolor con el balón la mayor parte del partido, salvo en el tramo final, con la salida de Galarreta y Willian José y el cansancio del animoso Sabadell, que en el estreno de Mandiá en el banquillo buscó más la victoria y que se topó con sus propias limitaciones, las de un colista al que el Zaragoza no pudo superar.

SIN FÚTBOL

El partido fue terrible, un homenaje al bostezo, una colección de imprecisiones e interrupciones para que el fútbol fuera más que trabado en la inmensa mayoría del choque. El Sabadell tomó las riendas de salida, con una buena presión sobre un Zaragoza que no lograba hilvanar una triste jugada.

Un disparo de Sotan y un ajustado remate de Marcos, a pase de Collantes, el más activo de los locales, fueron los primeros avisos para un Zaragoza en el que Vallejo y Mario mantenían bien el tipo ante la brega de Aníbal. El Sabadell buscaba en envíos largos a su ariete y el Zaragoza apenas tenía plan, pero aún así Borja se encontró con una ocasión tras una dejada de cabeza de Pedro. La mandó al limbo. Ya no hubo más noticias en ataque del equipo en el primer acto.

Sí las hubo del Sabadell, donde Marcos, tras gran jugada de Collantes ante Cabrera y Mario, falló una clara ocasión, la mejor sin duda del colista, que se fue al descanso acordándose de ese error mientras el estadio trataba de quitarse como fuera el sopor del mal partido. No mejoró la cosa en la reanudación. Si acaso empeoró, lo que parecía imposible. El Sabadell comenzó a bajar, por el esfuerzo, y los cambios, con la entrada de Gato y Hervás, apenas le depararon soluciones. Un gol anulado al esforzado Aníbal por fuera de juego fue el único peligro que vio Bono tras el intermedio, donde el balón iba más por el aire que en el césped y las interrupciones pasaron a elevarse hasta lo insoportable.

Tardó en mover el banquillo Popovic buscando la mejora de su equipo, pero lo hizo, consciente de que la victoria era de un gran valor. Relevó a un terrible Javi Álamo y a Basha, por molestias, y apostó por Ruiz de Galarreta, primero en la mediapunta, para ganar algo de fútbol, lo que no era difícil, y después por Willian José, para que el vasco se retrasara al eje. No fue una mejora tremenda, pero es cierto que el Zaragoza notó en positivo los dos cambios, que pasó de la nada futbolística a contar con algo, ya que tanto Galarreta como Willian se dejaron ver en el tramo definitivo de la cita.

PEQUEÑA MEJORA

Pero ese pequeño avance no sería suficiente para ganar, aunque es verdad que el último cuarto de hora el Zaragoza fue superior a un Sabadell agotado que empezó a temer por un empate que al menos por esfuerzo había merecido. Un disparo de Pedro, tras una buena apertura de Willian José, y un cabezazo de Borja que se marchó alto en un envío de falta de Pedro fueron las ocasiones más claras para el equipo aragonés, que sentía que estaba, por fin, más cerca de la victoria que el rival, aunque era una sensación demasiado tardía.

Con todo, el Zaragoza se encontró con un córner en el último instante y Pedro puso el balón para que Cabrera rematara solo, sin oposición. El central vio gol, el centenar largo de aficionados zaragocistas, también, y no menos los jugadores y seguidores del colista. Todos, menos Nauzet, que exhibió una estirada imposible para despejar el cabezazo de Cabrera.

NAUZET

Los abrazos que el meta recibió de sus compañeros fueron la señal clara de lo cerca que vislumbró la derrota el Sabadell en esa jugada. No habría sido justo, porque el infumable duelo que se vio en la Nova Creu Alta era de empate, pero ese triunfo habría sido un tesoro para el Zaragoza, que se hubiera acercado al ascenso directo y no tendría hoy la sensación de frenazo tras la imagen ofrecida y después del buen momento con el que llegaba a la cita. Nauzet lo impidió para que el empate dejara un regusto amargo.