El Real Zaragoza disputó ayer en Morata de Jalón ante el conjunto local el tradicional partido a beneficio de las peñas, la decimoquinta edición, y empató ante un equipo de Regional Preferente en un encuentro tosco y aburrido en el que se notó que a los jugadores blanquillos poco les apetecía jugar. Al menos, sí que se vio muy buena intención entre los jóvenes que se llevó Natxo González y que debutaron con el primer equipo (en un amistoso, eso sí). Torras, Pep Biel, David Vicente, Marcén y Marc Aguado se vaciaron y dejaron detalles para tener muy en cuenta en el futuro.

Por lo demás, poca historia. Hubo poca profundidad y afán de llegar a la portería contraria. Eso sí, aparte del debut de los jóvenes, Natxo González aprovechó para que Raí volviera a jugar unos minutos tras su lesión y para probar variantes tácticas. Los titulares no disputaron ni un minuto pensando en el duelo ante el Granada del próximo domingo y Verdasca volvió dejar un sabor agridulce. Estuvo expeditivo y bien al corte y en el cuerpo a cuerpo, pero en salida de balón y a la espalda sufre en demasía.

Lo único que animó la primera parte fue ver el desparpajo y las ganas de los canteranos y algunos alardes de confianza de los futbolistas locales. Pocas ocasiones hubo y juego todavía menos. Un cuarto de hora tuvo que pasar para ver la primera. Marc Aguado, el mejor hasta el entretiempo (y que estuvo muy cerca de marcar en la segunda parte), condujo entre los centrocampistas, abrió a Marcén, éste sirvió a Toquero y el vitoriano, en el área pequeña, envió el esférico al travesaño. Lo demás, todo muy tímido. Antes del descanso, solo Papu y Alain probaron a tirar pero sin peligro apenas.

Tras la reanudación, el Real Zaragoza salió más incisivo y a los dos minutos Toquero logró el primer tanto. Volvió a subir Marcén por la izquierda, volvió a asistir al ariete y, esta vez sí, el esférico acabó en la red.

Entonces Natxo González aprovechó para probar cosas nuevas. Volvió Raí tras su lesión, pero lo hizo en la banda izquierda, por lo que Alain fue desplazado al medio del campo para acompañar a Pep Biel y Albert Torras en un claro dibujo de un trivote.

La apatía de los últimos minutos del bolo, en los que el conjunto blanquillo no dio ni un pase bien esperando como agua de mayo el final del choque, hizo que lo que parecía imposible se convirtiera en real. En una falta al borde del área, Ferrando, tocadita con la zurda, superó a la barrera y a Sergio García. Por mero orgullo, el Real Zaragoza despertó y Sevillano emergió como héroe local. Primero, ante un cabezazo de Verdasca en un córner y acto seguido a un tiro de Alain.

En la tanda de penaltis, Sergio García detuvo los lanzamientos de Franco y Da Silva, por lo que el Real Zaragoza salvó, muy mínimamente, la tarde en Morata a nivel futbolístico. Por lo demás, ganó el zaragocismo porque, una vez más, estuvo al lado de su equipo.