Ni la Llagostera cuando en el 2004 militaba en la Segunda Territorial catalana ni el Real Zaragoza hace unos años podían imaginar que cruzarían sus destinos en Segunda División con el conjunto gerundense situado por encima en la clasificación de la categoría de plata. Un punto más, siete, tiene el rival del Zaragoza en un duelo inédito e histórico para ambos, aunque para la realidad zaragocista tenga sobre todo connotaciones negativas por el mal momento de este club que Agapito Iglesias dejó al borde del desastre, mientras que para el Llagostera el partido, que se juega en Palamós porque el campo del equipo gerundense no está homologado para Segunda, es casi una fiesta --a primera hora de la tarde, eso sí-- que se quiere hacer plena superando hoy a todo un histórico del fútbol español.

La citación de 33 personas por el posible amaño del partido ante el Levante en el final de la temporada 2010-2011 ha alterado de nuevo a un club acostumbrado a los sobresaltos cuando Agapito estaba al frente. Este episodio remite a la época más negra, a los ocho años del empresario soriano, y aunque no se esperan sanciones para el club y sí para personas físicas, para jugadores o dirigentes, entre ellos el propio Agapito, el suceso ha alterado mucho la actualidad del equipo, concentrado en San Feliu de Guíxols desde el miércoles, aunque con la mirada puesta en todo lo que está sucediendo en Anticorrupción, teniendo en cuenta que solo Diogo estaba en aquella plantilla y está en la actual tras regresar el pasado verano al club.

Víctor Muñoz se ha llevado a sus jugadores a ese pequeño stage para hacer grupo, para que hablen y se conozcan, dado que muchos llegaron en el tramo final del mercado. Habrá que ver qué resultados tiene, pero al menos el ambiente sí mejoró con la llegada de la primera victoria, muy sufrida, frente al Deportivo Alavés. Ese triunfo silenció sables y tapó sombras y dudas, incluso a Víctor se le vio más relajado, después de que viera cómo el Zaragoza iba en caída tras unas primeras jornadas de buena apariencia, ante Recre y Osasuna, y unas posteriores, con Barça B, Sabadell y en Copa con el Albacete, que empeoraron muchas sensaciones, ofensivas y sobre todo defensivas.

DOS CAMBIOS Ante el Alavés, sobre todo en la segunda parte, se volvió a ver a un bloque más homogéneo y todo apunta a que el once hoy en el Municipal Palamós Costa Brava será el mismo que empezó ese segundo acto contra el cuadro vasco. Eldin, en banda izquierda, y Rubén sustituyendo al lesionado Vallejo, cuya irrupción es la mejor noticia de este inicio de curso, serían las dos novedades con respecto a los que salieron de inicio frente al conjunto alavesista, donde la unión arriba de Borja Bastón y Willian José trajo mejores frutos en ataque. A ver si eso se mantiene hoy. Cabrera, tras su puñetazo y agresión en el amistoso ante el Tudelano, volverá a ocupar plaza en el lateral zurdo, mientras que Dorca y Galarreta tendrán la ocasión de volver a llevar la manija en la medular.

En el Llagostera, que no ha perdido como local pese a ese exilio --una victoria ante el Leganés y un empate con Osasuna--, los nombres apenas destacan. El equipo de Santi Castillejo y con la dirección de un pequeño mago del fútbol catalán como es Oriol Alsina tiene un núcleo formado por los jugadores que lograron el ascenso y ha sumado a otros veteranos de la categoría de plata como Óscar Rico, Rivas, Juanjo o Ruymán. Además, también cuentan con el exzaragocista Robert, que estaba en el filial el curso pasado. Es un enemigo organizado y serio en defensa, que apuesta por el fútbol directo buscando a Juanjo y que está henchido de moral tras ganar al Barça B en el Mini Estadi y tras dos jornadas sin perder con la ilusión de seis ascensos en nueve años. Esa meteórica subida le coloca como rival esta tarde del Zaragoza, que necesita consolidar en tan novedoso escenario la victoria ante el Deportivo Alavés para que los fantasmas no vuelvan a aparecer.