La relación entre César Láinez y Cani va más allá de la de un entrenador y un jugador. Los dos saben lo que es llegar a la élite desde la cantera y ambos compartieron vestuario. Años más tarde, el destino quiso que uno fuera el técnico y otro, un futbolista de la casa, ya veterano, con el momento de la retirada más cercano que lejano. El pasado miércoles, el propio Cani puso en duda su continuidad como futbolista profesional a pesar de tener contrato por una temporada más. Por ello, ante las dudas sobre su futuro, Láinez confirmó que hoy van a jugar «Cani y diez más».

Los motivos para el entrenador son claros: «Si yo estoy aquí, lo que no voy a hacer es que Cani esté el último partido de su vida en el banquillo. Espero verle el año que viene, pero evidentemente no seré el entrenador que le deje en el banquillo en el último partido que pueda disputar con el Real Zaragoza».

Láinez no desveló si Cani se retirará al final de la presente temporada, pero sí que le ha expresado su opinión. «Ha sido un año difícil para todos, con muchas dificultades en el camino y esas dificultades, si no te mantienen la ilusión, es muy difícil seguir compitiendo. Le he dado mi opinión personal y estoy esperanzado en que siga con la plantilla porque creo que es importante, siempre asumiendo los roles que su cuerpo y el físico le puedan dar», dijo. Eso sí, reconoció que aunque «tiene calidad indiscutible y puede aportar al Real Zaragoza, tenemos que respetar sus decisiones personales».

Prima lo colectivo / El entrenador del Zaragoza reconoció que le dejaron «tocado» los acontecimientos en torno a Ángel. «Son situaciones individuales que han surgido, respetables todas. Personalmente la que más me deja tocado es la de Ángel porque para mí hubiera sido un refuerzo como entrenador haber acabado entrenando al Pichichi de Segunda. Se lo merecía por el esfuerzo que ha hecho, pero las palabras y las manifestaciones que ha hecho no han sido acertadas y un jugador que antepone lo individual a lo colectivo…», sentenció. Eso sí, se mostró agradecido porque si el equipo tenía «la posibilidad de seguir cada partido soñando con la salvación fue en parte gracias a sus goles y su trabajo».

Sobre el ambiente que espera esta tarde en La Romareda, Láinez explicó que se imagina que «el recibimiento individual no será de fiesta, sino de tranquilidad». «Si somos capaces de competir ante un rival de playoff, la gente se enchufará», añadió.