Para el Real Zaragoza llega esta mañana el momento cumbre, la hora de la verdad. El Toralín no supone un partido más, es el partido con mayúsculas, donde fallar está prohibido, donde no cabe otra cosa que ganar. Sí, quedarán luego seis encuentros más. Sí, en Ponferrada solo se ponen en juego tres pun- tos. Sí, nada estará sentenciado, ni para bien ni para mal, pase lo que pase hoy. Sin embargo, el choque tiene más valor intrínseco que cuantitativo, por el golpe anímico que supone, por superar al rival más directo por la sexta plaza, por dar un puñetazo de autoridad sobre la mesa, venciendo, además, en uno de los campos más difíciles de la cate- goría. Y, por supuesto, también está el goalaverage entre ambos, que viendo la igualdad que Pon ferradina y Zaragoza han mostrado en su pelea por la última plaza de promoción no parece desde luego un asunto baladí. De hecho, ambos equipos tras 35 partidos llevan exactamente los mismos puntos, 52.

Ahí, en la lucha directa entre los dos, tiene ventaja clara el Za- ragoza, que ganó por 4-1 en La Romareda en el estreno de Ranko Popovic en el banquillo aragonés. Fue, además, uno de los mejores partidos de la temporada y el debut del serbio no pudo ser prometedor. Sin embargo, no ha conseguido el entrenador que su equipo tuviera consistencia ni que dejara de ser irregular.

Le ha dado a Popovic en una vuelta liguera entera para que el Zaragoza se mantenga en la pugna por la sexta y última plaza de promoción, con unos números en esa segunda vuelta casi idénticos a los que firmó Víctor Muñoz en la primera -solo un punto más en concreto-. De hecho, Ponferradina y Zaragoza se han alternado en la sexta plaza en el tiempo que lleva el serbio.

El Zaragoza llega a El Toralín con el rearme moral que supuso la victoria ante el Numancia. Tan sufrida como vital. Esos tres puntos dieron oxígeno a un equipo que hasta ese momento llevaba un solo triunfo en las 10 jornadas anteriores y que presentaba claros síntomas de caída y de falta de confianza. El Zaragoza, ahora, está obligado a confirmar que esa recuperación, tímida en lo futbolístico, tiene continuidad en El Bierzo.

Han asegurado los zaragocistas, el primero Popovic, que la calculadora se quedará en el hotel, que la cita, tan vital, no requiere despistes para valorar o pensar en amarrar el empate. Esas tablas le darían ventaja a los zaragocistas en caso de igualdad a puntos, pero haría muy mal el conjunto aragonés en sallir con esa idea del vestuario. No es el Zaragoza un equipo fiable. Ni mucho menos. Vive de pequesos arreones y de su pegada, que tampoco luce como antaño. Sin embargo, la capacidad para conservar una renta no está entre sus virtudes. El Numancia, hace una semana, hizo temblar a La Romareda con muy poquito en la segunda parte.

FUERTE EN EL BIERZO

Así que la idea es ganar, solo ganar. Lo tendrá que hacer el Zaragoza sin Mario, al que sus gemelos le han lanzado un aviso, y Eldin Hadzic. Rubén, con un proceso vírico, o Rico optan a esa plaza de Mario. Es favorito el central, pero si juega el lateral burgalés Cabrera pa- saría al eje junto a Vallejo. El resto, los mismos que ante el Numancia o la entrada de Basha, que retornaría al once tras perderse el choque frente a los sorianos, para que Natxo Insa se quedara en el banquillo

La Ponferradina conserva ahora la sexta plaza por su mejor diferencia de goles y llega a la cita con el regusto amargo de la derrota ante el Barcelona B, señal de la mediocridad de la cate- goría. Solo tiene de baja a Castañeda y la duda de Manolo Díaz está en ataque, en si apostar por el gol de Yuri, que le ha hecho tres tantos al Zaragoza en tres partidos y que ha pasado de referencia a revulsivo en el cuadro del Bierzo, o por el talento y la verticalidad de Sobrino. La Ponferradina ha logrado 35 El empate supondría ganar el ‘goalaverage’, pero el Zaragoza asegura que solo piensa en una victoria vital de sus 52 puntos ante su gente y solo el Sporting de Gijón y el Numancia han sido capaces de llevarse el botín de los tres puntos de allí. Es fuerte en su estadio, donde hoy se esperan unos 6.000 aficionados en un campo de dimensiones reducidas al que habrá que adaptarse, y sobre todo es un equipo que no baja nunca los brazos. Al Zaragoza le espera un test muy exigente hoy. Una prueba decisiva, un examen fiinal en el que suspender está prohibido.