Está ya a punto de cumplir los 34 años, pero Julio Álvarez es, sin duda, el faro de este Numancia. Sus datos, ocho goles y 11 asistencias que acumula en esta Liga, lo corroboran. También las sensaciones. Hasta más incluso. El conjunto soriano arrancó con muchos problemas, que le llevaron hasta la zona de descenso, porque, sobre todo, notó que el hispanovenezolano estaba fuera por un problema en el tobillo que ya arrastraba del final de la temporada pasada. Cumple su sexta campaña en Soria y Juan Antonio Anquela tiene más que claro que su buen golpeo de balón es vital en la fortaleza que tiene el Numancia en las jugadas de estrategia, donde Enrich, Juanma, Regalón o Gaffoor buscan el envío de este talentoso centrocampista criado en la cantera del Real Madrid.

Quizá por su irregularidad no ha tenido Julio Álvarez un paso más relevante todavía por el fútbol español. Llegó a ser internacional sub-21 y ha jugado con la selección venezolana en cuatro partidos, pero la mayoría de su carrera ha estado en Segunda, donde su calidad individual y su técnica de golpeo se elevan muy por encima de la media de la categoría de plata. Al Numancia arribó en el verano del 2006 y en su segunda temporada en Soria fue clave para el ascenso de este equipo a Primera División, pero se marchó por un mejor contrato junto al entrenador Gonzalo Arconada al Almería.

Tras pasar por el Mallorca y completar su mejor año, con seis goles en Primera, el Zaragoza y varios clubs intentaron su fichaje, se marchó al Tenerife y regresó a Soria en el 2011. Renovó hasta el 2016 y el curso pasado fue el mejor jugador de Segunda (7 goles y 15 asistencias). El Numancia será donde cuelgue las botas --admite que su espinita es no jugar con los sorianos en Primera--, pero, mientras tanto, el fútbol numantino, desde la mediapunta donde Anquela le sitúa, gira en torno a él.