Todo aficionado al Real Zaragoza recuerda el momento en el que Zapater partió hacia Italia. Fue en el cálido verano del 2009, donde un chico robusto y de actitud seria apenas podía hablar. Estaba conmovido, pronunciaba sus últimas palabras como jugador del equipo de su vida. Alberto Zapater cedió su preciado brazalete de capitán con la conciencia de que se lo volvería a enfundar algún día. El círculo terminó por cerrarse después de que la temporada pasada se certificase su ansiado retorno a Zaragoza, tras un largo exilio lejos de su casa. Y es que aquel niño que fantaseaba con jugar bajo el encanto del león rampante podrá seguir disfrutando cinco años más, o hasta que él quiera. Porque Zapater ha renovado hasta 2023, seguirá siendo el líder blanquillo hasta que él considere, «como digo yo, hasta que el tractor aguante», matizó.

Fue una presentación repleta de simbolismos, con diversos elementos que encarnan esa esencia romántica cada vez menos habitual dentro del fútbol actual. Con un jugador que representa los valores antiguos, perteneciente a otra época, donde el amor por un club existía de verdad y no era una simple fachada. Ese sentir hizo que Alberto Zapater volviese a comenzar el discurso con la voz entrecortada, como ya le ocurrió el día de su despedida hacia territorio genovés.

Su discurso fue improvisado, no llevaba ningún guión. Se plantó a corazón abierto y habló tal y como es, como un líder zaragocista. «Hoy quería sonreír, pero veo todo lo que hay y sé que me voy a emocionar», dijo mientras miraba a sus familiares. Su hija Alexandra no quería estar en las banquetas y corrió hacia los brazos de su padre. Con la niña a hombros, comenzó a notar como los sentimientos se le amontonaban: «En un momento como este me acuerdo de mi padre, él fue el que me llevaba a La Romareda cuando era un niño y sé que estará orgulloso de mí», explicó. Sobre la mesa donde se firmó el contrato estaba aquel brazalete con los colores de Aragón que dejó el día de su marcha. Una prenda que Alberto lleva con total naturalidad, ya que forma parte de su naturaleza. «He firmado el contrato más importante de mi carrera, el más bonito de mi vida. Me ilusiona que penséis que puedo seguir aportando».

La figura de Alberto Zapater va mucho más allá que la de un mero capitán sobre el terreno de juego. Es la prolongación de la afición sobre el verde, un estandarte forjado en blanco y azul. La figura que inspira a la mayoría de chavales que se ejercitan en las instalaciones de la Ciudad Deportiva, y en otros clubs de Aragón. «Yo llegué desde Ejea a casa de mis tíos para jugar en las categorías inferiores del Real Zaragoza y nunca destaqué en la Ciudad Deportiva. Me acuerdo de mi primer año de infantil, acababa llorando por no ir convocado. Pero siempre he tenido muy claro que quería jugar en este club y que iba a luchar por ello. A cualquier niño le digo que crea, que con trabajo y sacrificio puede pasar de todo», aseguró el capitán.

Alberto Zapater matizó que el contrato durará mientras todas las partes estén conformes en cuanto al rendimiento. La firma le vincula al Real Zaragoza hasta 2023, de cumplirlo se retiraría con 38 años. «No quiero firmar un contrato por ser quién soy, solo busco aportar al club, a la afición y a mis compañeros. Tengo la misma ilusión que cuando era pequeño. No sé cuántos años jugaré, seremos sinceros. Por el momento, hay que disfrutar en el día a día de esta camiseta».

El ejeano dedicó unas palabras de agradecimiento para Andrés Ubieto, el preparador físico del conjunto zaragozano que le ayudó a fortalecer su condición física durante el pasado verano: «Me gustaría acordarme de Andrés Ubieto, él fue el que me pilló por banda y me ayudó. De la misma forma que había gente que decía que no volvería a jugar al fútbol y se me metió a mí en la cabeza que lo haría, ahora quiero devolver al equipo al lugar que se merece». Esa tozudez típica de Aragón llevó a Zapater a debutar con la camiseta blanquilla y, años después, consolidarse como un referente gracias a su capacidad de superación y amor por unos colores. «Como cuando un aficionado renueva su abono, yo renuevo mi contrato. Sigo con la mentalidad de trabajar para ganarme el llevar esta camiseta». Alberto es tenaz, es por eso que su próximo objetivo es «disfrutar y sufrir con el Zaragoza para intentar devolver al equipo al lugar que le corresponde».