La Segunda División siempre ha estado vinculada al concepto de no dejar jugar a los adversarios, sobre todo si estos le dan un buen trato al balón. Pese a la evolución táctica que está experimentando esta categoría se sigue azotando con excesiva vehemencia a aquellos jugadores que ofrecen algo distinto a la habitual linealidad que invade la liga de plata. La cita del próximo lunes en el estadio ovetense del Carlos Tartiere congregará a dos equipos con objetivos similares en la tabla pero con modelos de juego totalmente dispares, un aspecto que queda patente en las estadísticas.

El Real Zaragoza está siendo uno de los clubs más azotados por la severidad que emplean algunos de sus rivales, una práctica que sitúa al equipo zaragozano en la cúspide del ránking de faltas recibidas, con un total de 115 acciones penalizadas por los colegiados. El estilo de juego del conjunto aragonés, basado en la elaboración de juego y con una defensa posicional, choca totalmente con la idea de frenar al adversario con acciones punibles. Esta premisa permite a la escuadra blanquilla consolidarse como el equipo que menos faltas realiza en Segunda, con solo 83 señaladas.

En la otra cara de la moneda se encuentra el Real Oviedo. El conjunto ovetense se guía por un patrón de intensidad, esfuerzo y sacrificio, unas premisas totalmente inquebrantables para su técnico Juan Antonio Anquela. El expreparador del Huesca exige a sus hombres que jueguen sobre el verde de forma enérgica, de la misma forma que él vive los encuentros desde el banquillo. Esa fuerza se traduce en que el club asturiano es el que más faltas comete de toda la categoría, con 114 a sus espaldas.

La forma en la que el conjunto ovetense dificulta el juego no pasó de largo para Natxo González. El técnico vitoriano analizó las credenciales del conjunto carbayón y explicó que «es una dificultad. Después de la pérdida aprietan bien, te ahogan. El objetivo es que nuestro primer pase tras recuperar sea lo mejor posible, porque ahí se nos abrirán posibilidades de generar espacios. Ahí va a estar un poco la clave, en cómo tengamos esa salida».

Ante el Nástic, el club aragonés fue derribado con 17 faltas de los tarraconenses. Natxo trató este aspecto con sensatez: «Si nos hacen muchas faltas es porque tenemos desequilibrios, y tratamos de tener el balón. Otros equipos utilizan ese recurso para cortar ese juego. El técnico vasco no se plantea caer en ese estilo, sino que «hay que tratar de mejorar defensivamente, pero no haciendo más faltas, sino en ajustes, en basculaciones y en ayudas».