Está el Real Zaragoza en el punto de mira por ese presunto amaño del partido ante el Levante que está a un paso de llegar a los tribunales tras pasar por la Fiscalía Anticorrupción. Aquella victoria supuso la permanencia en la 2010-11 para que acabara bajando el Deportivo. Sin embargo, la salida a la luz pública de otro posible amaño tiene en el conjunto aragonés al perjudicado. Y es que el expresidente del Atlético de Madrid Jesús Gil pidió al portugués Paulo Futre que su equipo no ganase al Espanyol en un partido de la temporada 1990-91, según aseguró ayer el exfutbolista en el diario Récord. Ese triunfo del Espanyol hizo que el Zaragoza disputase la promoción ante el Murcia, donde el conjunto aragonés salvó la categoría.

A esa última jornada el Zaragoza llegaba con 33 puntos, empatado con el Mallorca, por los 32 que tenía el Espanyol --el sistema entonces era de dos puntos por victoria--. Los tres peleaban por eludir una plaza de promoción --la otra fue al Cádiz y bajaron Castellón y Betis-- El Zaragoza se adelantó en el marcador con un gol de Higuera, pero el conjunto gaditano remontó. Mientras, el Espanyol venció por 3-1 al Atlético y el Mallorca logró un empate en Anoeta.

Sin ese triunfo el conjunto catalán hubiera tenido que promocionar, pero fue el Zaragoza el que se jugó a doble partido la permanencia con el Murcia, con un empate en La Condomina y la goleada por 5-2 en La Romareda para seguir en Primera, una continuidad que fue el germen, por cierto, del equipo que cuatro años después levantó la Recopa.

Futre, en el periódico luso, asegura que él se negó a que el partido se amañara. "Cuando estábamos en el hotel de Barcelona, el presidente Jesús Gil me dijo: no podemos ganar hoy. Dile a tus compañeros que no corran. Le dije: así no quiero jugar. Ve tú y se lo dices (al resto de jugadores). Fue la única vez que me pasó algo parecido", relató Futre, quien añadió que Gil bajó al vestuario y emplazó a sus jugadores a que no ganasen el partido bajo la amenaza de despidos si no seguían sus instrucciones.

Según la versión de Futre, Gil habría llegado a un acuerdo con el presidente por entonces del Espanyol, Juli Pardo, por el que si los rojiblancos no vencían a los pericos, recibirían un jugador a cambio la campaña siguiente. Ante esta propuesta, Futre se opuso a desempeñar el papel al que le requería Gil y Gil y no jugó ni un minuto ese día.