Cualquier futbolista sueña con jugar partidos como este, sentir que tiene un estadio lleno, una ciudad y una afición detrás, que le empujan, que le ayudan y que con esa unión se convierten en una fuerza casi indestructible. O directamente indestructible. Así se siente el Real Zaragoza hoy (18.00 h.), en la antesala de la gloria, con la necesidad de certificar ante el Numancia el billete para la gran final por el ascenso, la que dirimiría con el Valladolid o el Sporting. Para poder pisar ese escenario hay que terminar de doblegar al conjunto soriano, con el que se logró medio billete en Los Pajaritos, con ese empate a un gol nacido en el estupendo golpeo de Zapater. Queda rematar la faena con su gente al lado, con esa unión que hace al león invencible.

Así ha quedado demostrado en la segunda vuelta liguera, donde el Zaragoza firmó 10 victorias en 11 partidos en casa. Sí, el playoff es un torneo diferente, pero lo que no cambia es ese espíritu, esa Romareda que ha ayudado a levantarse a los suyos en partidos duros, ante Sporting, Huesca, Valladolid… «El Zaragoza es la afición», se puede leer en el túnel que da acceso al campo, lo que leerán los jugadores zaragocistas instantes antes de saltar hoy al césped. También lo leerán sus rivales, que saben que juegan contra once en el césped, pero con el empujón de más de 33.000 en las gradas, con el aliento de toda una ciudad, de un zaragocismo que sueña con acabar con esta travesía por el desierto de cinco años, por recuperar el sitio que merece este club, que llenó su historia de hazañas, de conquistas, de títulos y de noches gloriosas y que ahora busca la salida del laberinto negro de Segunda. Y la salida está ahí, a tres partidos vista.

El zaragocismo no fallará a su cita. Y eso ya es mucho. Ahora, resta que el equipo no falle. En Soria, en un partido feo, intenso y nervioso, como suelen ser las finales, dejó constatado que tiene más argumentos individuales que el Numancia, que es un buen bloque que pierde consistencia lejos de su feudo. Otro argumento más para creer, como también lo sea que en estos playoffs de ascenso, que llegan a su octava temporada, todos los equipos que firmaron un 1-1 lejos de casa pasaron después en su hogar.

Sin embargo, el Zaragoza tiene que salir sin confianzas. La historia y los precedentes no juegan, tampoco la trayectoria reciente y en esta Segunda no hay ningún equipo que se pueda sentir muy superior a otro. El Zaragoza, de mejorada fiabilidad y consistencia y con el soporte anímico en lo más alto, necesitará de una buena versión para superar al Numancia, un enemigo bien conjuntado, que seguro que no se pondrá nervioso y que esperará su momento, sabedor de que en la estrategia ofensiva tiene un buen potencial. Por ahí pasa el mayor peligro del rival.

DOS POSIBLES CAMBIOS

Natxo ha pasado toda la temporada escondiendo sus cartas, pero en esta ocasión lo ha hecho un poco más. No hubo ensayo como tal ayer en La Romareda y la alineación está más oculta que otras veces. Insistió el técnico en que siempre le gusta dar alguna sorpresa en el once y que no mira a los siguientes partidos, si los hay, porque la final es esta. Sin embargo, el equipo jugó el miércoles y es probable que haya algún cambio. Quizá hasta dos. Benito asoma en el lateral, donde Delmás sufrió con Marc Mateu en Soria y Febas, de muy mejorada versión en los últimos tiempos como interior en el rombo, la posición donde más a gusto se siente, apunta a jugar en lugar de Javi Ros. Grippo parece que se mantendrá en el eje por el poderío aéreo soriano y el resto también serían los mismos, incluidos Cristian Álvarez bajo palos y Borja Iglesias, con una ligera sobrecarga, en ataque. Con ese dúo, el Zaragoza de Natxo es mucho más Zaragoza.

El técnico vitoriano viviría, en caso de eliminación, su último partido aquí, con las maletas ya preparadas para desembarcar en La Coruña y con Imanol Idiakez listo para ser su relevo. Si llega esa eliminación, el golpe para el zaragocismo sería tremendo, pero aún con ello no se le podría negar al equipo el mérito de su estratosférica segunda vuelta y también la base de un proyecto que bajo el trabajo de Lalo avanza en muy buenas manos. Con todo, es momento de pensar en positivo, en el ascenso, en la tabla de salvación económica que supone, en la gloria de recuperar el sitio que nunca debió perder entre los mejores de España. Y eso pasa por hoy, por eliminar a un Numancia donde Jagoba Arrasate hará algunas rotaciones para dar más aire a su equipo, que necesita marcar para pasar.

Al Zaragoza le valen la victoria, el empate sin goles y a una diana, aunque eso implicaría una prórroga, pero nunca penaltis. Ser maduros e inteligentes pidió Natxo a sus jugadores. Si lo son, también serán indestructibles junto a su gente.