—Le va bien en la Cultural Leonesa, es titular fijo y ha marcado cuatro goles entre Liga y Copa.

—Estoy contento. Cuando me fui del Zaragoza y vine a la Cultural era con la intención de tener minutos y continuidad. Me faltaron ambas cosas el año pasado, por la lesión y por el nivel del Zaragoza en la última temporada. Fuimos de más a menos y las circunstancias no fueron las mejores y yo lo que quería era seguir creciendo como jugador.

—¿Se fue con una espina clavada tras dos años en el Zaragoza?

—Para nada. Mi balance allí es positivo. Fue el club que me dio la oportunidad en el fútbol profesional y le estaré muy agradecido siempre. Mi currículum con el Zaragoza en él me lo llevo para mí y es algo de lo que no pueden presumir muchos. El primer año estuve a buen nivel, pero después en el segundo fue todo una montaña rusa, con altibajos. La lesión de ocho semanas me lastró y me costó volver a lo que era y no acompañaba la dinámica del equipo.

—¿Llegó a pasarlo mal? En enero y con Raúl Agné pudo salir.

—No lo pasé mal y el rumor que surgió de que me podía ir al Nástic en enero era totalmente incierto. Acababa de salir de una lesión y es verdad que estaba Raúl Agné y jugaba Fran y trajeron a Feltscher, pero no tenía ninguna intención de irme entonces.

—¿Tuvo algún enfrentamiento o problema con Agné?

—No hubo tal problema. El entrenador decide a quién pone y no llegó a existir ese enfrentamiento personal con él. En su último día, con la dinámica negativa y tras el partido ante el Sevilla Atlético, hubo un diálogo largo en el vestuario, pero ni nos encaramos ni nada por el estilo.

—Llegó el verano y fue de los primeros en irse.

—Lalo Arantegui me dijo que, si no salía, iba a contar conmigo, pero yo quería buscar un proyecto nuevo, cambiar de aires porque en la última temporada no me había sentido a gusto y por eso decidí irme. Lalo en ningún momento me dijo de rescindir ni de buscarme un club. De hecho, la Cultural pagó traspaso.

—Fue casi el único jugador por el que el club recibió un traspaso, aunque fuera pequeño.

—Es que yo creo que crecí como jugador en el Zaragoza, fui a más, sobre todo en el primer año, donde me di a conocer en el fútbol profesional.

—¿Cómo ve al Zaragoza?

—Lo sigo todos los partidos que puedo y lo noto como un equipo muy trabajado por su entrenador, que ya en Reus hizo un buen bloque que concedía poco y fue el menos goleado de la categoría. Juegan muy juntos en sus líneas y arriba tienen grandes jugadores como Borja Iglesias, Febas o Toquero, que si te descuidas te hacen daño.

—¿Cómo está viendo a Benito y a Delmás, los dos laterales derechos que ocupan su puesto?

—Están dando un buen nivel. Lo de Delmás no me extraña, es de la casa y querrá salir a muerte para aprovechar ese hueco. Siempre que salga alguien de la cantera es bueno. De hecho, yo quise hacerlo en el Betis, no me dieron la oportunidad y tuve que irme. Benito es un gran lateral, ya demostró en el Reus que era de los mejores de Segunda y que el equipo se le quedaba pequeño.

—El zaragocismo está ilusionado y se piensa que este es el año del ascenso. ¿Qué le parece?

—He percibido un cambio en la afición, la veo muy comprometida e ilusionada y eso puede ayudar mucho. La presión por subir a la larga contamina y jugar con la obligación de ganar por mirar al ascenso cuesta, mucho más con la igualdad de Segunda.

—Usted jugó aquí y ahora lo hace en otro club. ¿La camiseta del Zaragoza pesa más que otras?

—Pesa más porque tiene historia y muchos títulos detrás. No es fácil jugar en un club que no está ahora mismo en su mejor situación y que tiene que estar por historia y repercusión en Primera. No es lo mismo que te salga un mal año en el Zaragoza que en un equipo recién ascendido a Segunda o en otro que lucha por la permanencia. Eso está claro.

—¿Qué sentirá en el partido?

—Algo especial por supuesto, aunque primero estará la extrañeza por ir al vestuario visitante tras dos años entrando al otro. Tengo ganas de jugar y de ver a mis antiguos compañeros.

—Pocos quedan del curso pasado. ¿Con quién habla más?

—Con Zapater sobre todo. Cuando marco goles, me dice ‘esto cabrón no lo hacías el año pasado’. Me lo comenta de broma, claro está. Con Javi Ros también suelo hablar y con muchos jugadores que no están ya ahí.

—¿Cuál es la meta del la Cultural? Acaban de subir, pero tienen a Aspire y su dinero detrás.

—Se quiere hacer una buena campaña para seguir en el fútbol profesional y, a largo plazo, intentar llegar a Primera y montar un proyecto fuerte. Empezamos bien, aunque ahora llevamos algunos partidos sin ganar. Si nos dejan tener el balón podemos hacer mucho daño a cualquiera.