No lo dudó Vallejo cuando en el inicio de la concentración de la sub-21 para los amistosos ante Noruega y Bielorrusia, en su estreno en ese combinado, le tocó pasar por el trago de la pequeña novatada. Nada que ver con aquellas novatadas de antaño en la mili, por ejemplo, pero sí una pequeña anécdota para hacer grupo, ya que la tradición es que los últimos en llegar muestren sus cualidades para el mundo del espectáculo. Las opciones eran tres: bailar, cantar o contar algún chiste.

Y Vallejo, aragonés de pro, no tardó en decidirse. Se puso delante de todos sus compañeros y, un poco nervioso al principio, se arrancó: "La Virgen del Pilar dice, que no quiere ser francesa...". El central optó por la Rondadera a la Virgen del Pilar para pasar por su bautismo de fuego en la sub-21.

"Hasta ahora en otras categorías no me había tocado pasar por eso. Tenía que cantar, bailar o contar un chiste y canté esa jota aragonesa", rememoró ayer con una sonrisa. Para su compañero de habitación, el debutante Meré, del Sporting, la elección fue también musical. En su caso nada arraigada a Asturias, su tierra, ya que cantó Bulería, de David Bisbal. Ambos se conocen desde la sub-17 y ya sabían que les iba a tocar pasar por ese trance tan establecido, por lo que hubo hasta algún ensayo previo para ver qué tal iban a afinar en la puesta en escena.

Vallejo no solo conquistó a sus compañeros con su jota, también sobre el césped. Debutó jugando ante Noruega los 90 minutos, dejando claro que está preparado a sus 18 años para asumir el reto de la sub-21 de Celades y, el golpe que sufrió en el tramo final de ese encuentro, hizo que pasara la noche en un hospital de Cartagena y que no jugara por precaución ante Bielorrusia. Ayer regresó a los entrenamientos del Zaragoza tras una concentración con la sub-21 repleta de experiencias para él.