Cumplió ayer 20 años Carles Aleñá, que hoy jugará en La Romareda con toda una carrera profesional por delante tras haber dibujado sus comienzos en La Masía con mimo, porque en Can Barça se ha tenido claro desde que entró en prebenjamín (es decir toda su vida deportiva), que en este chico de Mataró, hijo de Francesc, también exjugador azulgrana, había un proyecto de futbolista grande que ha ido poco a poco creciendo y dando pasos. Le queda el más difícil, llegar al primer equipo y triunfar en él.

La cantera azulgrana ha tenido en los últimos tiempos grandes jugadores ya consagrados, como Busquets o Thiago, este en el Bayern de Múnich y castigado por las lesiones, otros que han tenido que cambiar de puesto para hacerse un sitio en el primer equipo (Sergi Roberto), regresos con desigual fortuna (Deulofeu o Rafinha) y, sobre todo, muchos jugadores que se quedaron en el camino, sin hacerse un sitio en la primera plantilla (Adama, Munir, Samper, Halilovic, Espinosa, Dongou…). En Aleñá hay puestas muchas esperanzas para que lidere la creación de fútbol azulgrana en los próximos años. Calidad, potencia física y llegada tiene de sobra para ello. También una cabeza muy bien amueblada, además de un arraigado barcelonismo, que le hace ni contemplar una futura salida, y los consejos de su progenitor para cuando se desvíe.

Llegó a La Masía en el 2005 y en sus inicios jugaba como extremo izquierdo, teniendo como ídolo a Rivaldo. De hecho, pedía a sus compañeros que le llamaran así en el campo. Su posición pasó de la banda al interior poco a poco, en una transformación paulatina para tener más presencia en el juego. Sin embargo, Gerard López, técnico del Barcelona B, lo está utilizando a veces en el carril en ataque y hoy, de hecho, apunta a jugar en esa posición, pero en la banda derecha, a pierna cambiada.

Debut con gol

Aleñá, que debutó de la mano de Luis Enrique en el primer equipo en la Copa del Rey en diciembre del 2016 ante el Hércules y con gol, ha pisado ya muchas veces los entrenamientos y las convocatorias del Barcelona, también ahora con Ernesto Valverde. Sin ir más lejos, el jueves estuvo en Vigo en el choque ante el Celta, pero se quedó en el banquillo. En el filial, en Segunda, es un jugador básico para Gerard, con seis goles (el que más junto a Arnaiz, con las mismas dianas). Además, es el futbolista de la categoría que más regates realiza y el que más pases hacia delante buenos da. Es decir, el fútbol del Barça B pasa por sus pies. Eso sí, por su juventud, le falta continuidad en los partidos y tiene ciertas lagunas de concentración, aspectos mejorables en todo caso.

El Barcelona lo blindó en septiembre pasado hasta 2020, con dos años más si sube al primer equipo y 75 millones de cláusula. No tenía Aleñá ninguna intención de irse pese a que el acuerdo con el club azulgrana tardó en llegar, puesto que no lo hizo hasta el verano pasado y tenía contrato hasta el 2018. Ahora, la entidad barcelonista solo le dejará salir cedido el próximo verano en caso de que el filial retorne a Segunda B. Si no hay descenso, la idea es que Aleñá siga comandando al segundo equipo en la categoría de plata el próximo curso. Todo poco a poco. Su destino final está en la primera plantilla. Cuestión de tiempo y de que la joya termine de ser pulida.