Es su tercera etapa en el Zaragoza. La primera cuando llegó cedido del Atlético en enero del 2004, y la segunda, inmediatamente después, al ser fichado en propiedad por el club aragonés y se prolongó hasta el 2007. Tras cinco años sin pisar La Romareda --el último partido fue ante el Madrid el 9 de mayo del 2007-- el sábado ante Osasuna volvió a sentir esa sensación que el propio Movilla se propuso recuperar este verano. Con 37 años en su DNI, tuvo otras ofertas tras jugar 38 partidos por el Rayo, se ofreció para venir al Zaragoza y el frustrado fichaje de Bolatti para la medular zaragocista en el último día del mercado de verano le terminó de abrir la puerta para hacer realidad su deseo el 4 de septiembre, cuando fue presentado.

Movilla nunca terminó de irse de Zaragoza. Se marchó del equipo aragonés en el 2007, pero sus viajes a la capital aragonesa desde entonces fueron constantes y habituales, ya que aquí conseva muchos y buenos amigos. El caso es que el madrileño tenía la sonrisa de felicidad en su boca al acabar el partido: "El redebut siempre que el equipo gana es feliz, pero sobre todo nos tenemos que quedar con las buenas sensaciones de un equipo que está creciendo", dice Movi, que hoy será protagonista en sala de prensa.

Puesta a punto

Movilla recibió una ovación atronadora al saltar al césped y La Romareda se cayó entre aplausos cuando provocó el penalti que cometió Raoul Loé y que supuso la sentencia: "Las muestras de cariño siempre son importantes. Para un jugador que llega, aunque fuese la tercera etapa de su vida en el Zaragoza y con ese cariño que le tiene la afición, un cariño que es mutuo, siempre es magnífico", asegura el jugaor, que trabajó todo el verano por su cuenta a las órdenes de un preparador físico y que necesita minutos de juego en su puesta a punto: "Para ser mi primer partido de pretemporada, por así decirlo, me encontré bien. Estoy cogiendo aún la forma, pero creo que esto se suple con la ilusión y las ganas de vestir la camiseta del Zaragoza".