Ha hecho examen de conciencia el Real Zaragoza después del tortazo que se llevó el miércoles ante el Villarreal B, se supone. Vino a decir su entrenador, Natxo González, que el resultado fue más aparatoso de lo que el fútbol dejó ver. Fueron los errores individuales, gigantes algunos, los que hicieron la diferencia en el marcador, es verdad, pero las sensaciones del equipo tampoco fueron buenas.

Los tres resultados de pretemporada ante equipos de Segunda B, dos derrotas y un empate, han puesto en solfa las primeras teorías futbolísticas de González, al que se le ha ido torciendo el gesto en el banquillo conforme avanzaban las semanas. Tiene la oportunidad de empezar a enmendarse esta tarde en Teruel, donde se mide a un rival de Primera División (19.00 h.). El Levante sube el nivel, si bien es cierto que el equipo de Muñiz llega con la plantilla a medio hacer y que mañana se enfrenta al Alavés, rival de su categoría, en otro bolo en Elche. Así que repartirá minutos entre titulares, suplentes, canteranos y hasta descartados.

En el Zaragoza también habrá algún ausente. Faltará seguro Raí, lesionado en el psoas, y son duda Grippo y Oyarzun. El suizo tuvo un fuerte golpe ante el Villarreal B que le obligó a retirarse al descanso, aunque Natxo González no lo dio ayer por descartado. El vasco tiene molestias en los aductores. Del resto se presume que el técnico pondrá un once bien parecido al que debe empezar la Liga en dos semanas.

Faltan algunos ajustes, como saber dónde se le va a sacar más rendimiento a Febas. Da dos opciones, a elegir al gusto según el rival y el escenario, dijo su entrenador. De momento, solo ha jugado adelantado, cerca de Borja Iglesias, que no ha acertado aún en los amistosos de verdad. «Arriba parecía que metía todo y ahora no le entran. Ya le dije ayer que cuando tengamos una tarde libre, que se suba a Boltaña y coja el olfato, que se lo dejó allí», explicó en tono de humor su entrenador, consciente de que llegan los rivales fuertes, los exámenes importantes antes de la verdad. «Vamos a ver la respuesta», dijo González, que espera un cambio en el comportamiento de sus hombres.