Es verdad que la Segunda no tiene las diferencias económicas que habitan en Primera, sobre todo del Real Madrid y el Barcelona con el resto, pero también las hay notorias. De hecho, el Betis, con un tope salarial de 13,6 millones, ha contado con una capacidad de maniobra cinco veces superior a la que ha tenido el Zaragoza, cuyo limite salarial ha estado, según la versión del club, en 2,7 millones, aunque otras fuentes lo sitúan por encima de los 3,5 millones. En todo caso, alejado de lo que dispuso este curso la dirección deportiva comandada por Alexis Trujillo y desde hace unos días con Eduardo Maciá como responsable.

Ese tope salarial, sostenido en parte por la ayuda al descenso --11 millones en dos temporadas, en caso de que no subiera esta campaña--, permitió al Betis afrontar la continuidad de jugadores como Rubén Castro, Adán o Jorge Molina o también acometer fichajes como el de N'Diaye, cedido por el Sunderland la pasada temporada.

Así, el Betis no solo lidera la clasificación deportiva sino que también es el primero en potencial económico, un ránking en el que el Zaragoza ocuparía la octava posición, con el conjunto bético, Osasuna, Valladolid, Mallorca, Sporting, Las Palmas y Alcorcón con mayor capacidad económica global en los salarios. El colista de esa tabla de limitación salarial sería el Llagostera, con solo 1,9 millones para invertir el verano pasado en una plantilla que, ocho meses después, no está lejos de la zona de promoción de ascenso, a solo cinco puntos del sexto puesto de la Ponferradina y con su partido pendiente hoy en el Heliodoro.

El Betis, por ejemplo, tiene más límite salarial que tres clubs de Primera: Almería, Eibar y Elche. Todo eso se refleja en una plantilla llena de potencial, sobre todo ofensivo, y con muchas alternativas en ataque. Tantas que Chuli, pretendido por el Zaragoza y ahora estrella en el Leganés, tuvo que salir cedido en enero al no tener minutos.