El Real Zaragoza está ya preparado para despegar, lo confirmó en Tarragona con una victoria convincente que le permite mirar hacia arriba y olvidarse del descenso, ahora mismo a ocho puntos. Un inmenso Cristian Álvarez sostuvo al equipo zaragocista, que en ataque ofreció fútbol, llegada y combinación para ajusticiar al Nástic tras el descando después de una primera parte muy abierta en la que decidió el gol de Grippo en un córner. Borja sentenció el pleito en una segunda mitad con media hora tremenda del Zaragoza, superior en todo a su rival, que al final pudo acortar distancias pero de nuevo apareció el meta argentino, todo un hallazgo esta temporada.

El Zaragoza está a seis puntos del sexto y en el peor de los escenarios hoy quedará a siete. Tiene por delante una cita ante el Oviedo, ahora tercero, y aún quedan 15 jornadas por delante. Al nivel del choque ante el Lugo y del mostrado en Tarragona hay licencia para soñar. En los últimos meses había mantenido una línea gris a domicilio, pero esa fase quedó superada con un triunfo valioso en la tabla y aún más si cabe en lo anímico. Enlaza, además, dos consecutivos, algo que solo había hecho una vez en este curso y muestra que su tendencia está al alza, con un nivel de confianza que va en aumento y que se refleja en 13 puntos de 18 en la segunda vuelta. Está claro, es el momento del Zaragoza y está listo para un despegue que ya vaticinó Natxo González, que por fin ve cómo su equipo responde en su progresión. Le ha costado.

En Tarragona, con la entrada de Zapater por Ros y de Grippo para hacer pareja con Perone, el Zaragoza salió frío y Álvaro Vázquez tuvo la primera ocasión nada más empezar, pero con todo a favor ante Cristian la tiró fuera. Zapater y Borja, tras dos llegadas hasta el fondo de Lasure, dieron cumplida respuesta y anunciaron una primera parte abierta y entretenida donde los ataques fueron mejores que las defensas.

Al Zaragoza le costó coger el timón en el medio y Cristian Álvarez hizo su primera parada salvadora en un remate de Fali en un córner, además de rechazar el tiro de Álvaro Vázquez en la jugada donde acabó lesionado el delantero, sustituido por Uche, que dio mucho menos nivel al ataque catalán. Las pérdidas en el medio del campo eran el mayor peligro para el Zaragoza y Javi Jiménez volvió a exigir otra parada a Cristian Álvarez antes de que el equipo zaragocista viviera su mejor tramo de la primera parte, el último cuarto de hora.

Ahí, el fútbol de Febas, Pombo y Eguaras empezó a lucir, lo mismo que la insistencia de Borja entre los centrales. Y llegaron ocasiones. Pombo disparó alto a pase de Borja, que no acertó en un remate tras robo del canterano. Sí lo hizo Grippo con un cabezazo imperial en un córner donde se impuso a Pleguezuelo y mandó el balón a la red tras dar en el palo. Aún pudo irse el Zaragoza con más ventaja, pero Dimitrievski, que también hizo varias paradas de mérito, le sacó un remate a Borja tras pase de cabeza de Febas en una contra armada con el saque de Cristian Álvarez.

SENTENCIA DE BORJA

Las buenas sensaciones del tramo final del primer acto tuvieron ratificación. El Zaragoza adelantó más la línea defensiva, presionó más arriba y empezó a ser eficaz en el robo, además de mostrar toda su capacidad con el balón, que es mucha. Eguaras fue el faro y Pombo y Febas, los encargados de conectar con Borja, que avisó primero al marco rival. El Zaragoza fue muy superior en el Nou Estadi para confirmar su mejor partido a domicilio del curso.

Sin pérdidas problemáticas y encontrando siempre el desmarque y el pase, el equipo empezó a generar ocasiones y llegadas. Pombo a pase de Febas y el propio mediapunta catalán tuvieron dos claras, antes de que llegara la sentencia del choque. Febas dirigió casi desde su área un contragolpe veloz en el que se le quedó corto el pase, pero Xavi Molina lo enmendó para que el balón le quedara a Borja, que batió con maestría de vaselina a Dimitrievski.

Con el choque tan de cara, Natxo aprovechó para dar descanso a Guti tras una semana con molestias y el Zaragoza trató de dormir el partido con Buff para tener más posesión. Lo consiguió hasta el cuarto de hora final, donde el Nástic, con las entradas de Omar y Tejera, fue más profundo y generó tres claras ocasiones. Apareció de nuevo Cristian Álvaez salvador a un tiro de Uche, con un despeje de puños providencial, y sobre todo con una gran parada tras volea de Manu Barreiro. El Zaragoza acabó muy atrás, con Mikel como stopper por delante de la defensa y Vinícius sin dar demasiadas soluciones arriba, pero terminó con la puerta a cero y con un triunfo que es una invitación por fin a despegar.