No hay mayor condena para un deportista, ni tampoco mayor crueldad posible, que la de ver su carrera truncada por culpa de una lesión. Se ha visto mil y una veces en el fútbol: un talento emergente que atraviesa su mejor momento físico y cuyo destino se ve sesgado por una acción fortuita o una entrada a destiempo.

Todo aficionado al fútbol ha comprobado la iniquidad de la fortuna en momentos puntuales y recuerda terribles momentos como el que vivió Manuel Pablo en el 2001 o el exzaragocista César Jiménez en el 2005. Las dos caras de una situación similar: el primero se recuperó; el otro colgó las botas dos años después. En ambos casos hubo otro protagonista de por medio, pero las lesiones no siempre son cosa de dos. El caso de Alberto Zapater es buena prueba de ello, ya que atravesó un periplo de sufrimiento debido a las constantes molestias en el pubis y la espalda, fruto de una hernia inguinal, durante su estancia en Rusia.

Su regreso hizo saltar las alarmas en el zaragocismo, pero todas las dudas se disiparon con las declaraciones del ejeano en su presentación. El reconocimiento médico del club reafirmó sus palabras: Zapater ha vuelto a casa porque está en plenas condiciones.

Un caso similar es el del exzaragocista Helder Postiga. El portugués estuvo casi tres años sufriendo las consecuencias de una hernia discal, desde su etapa del Valencia, pasando por la Lazio, el Deportivo y el Atlético Kolkata. Actualmente milita en el Río Ave. "Es un periodo complicado en el que es importante tener paciencia; a veces ves la luz al final del túnel, pero si vuelven las molestias el golpe es duro y empiezas a dudar mucho", asegura Postiga.

El delantero luso, que coincidió con Zapater en la temporada 2011-2012 en el Sporting CP, tiene claro que el regreso del ejeano va a ser muy positivo tanto para el futbolista como para el Real Zaragoza: "Seguro que va a estar con un hambre impresionante tras haber sabido sufrir y haber tenido ese afán de superación. Cuando estás tanto tiempo fuera tienes muchas ganas de volver, y más si es el equipo de tu ciudad". No obstante, Helder Postiga pide paciencia a la afición zaragocista porque volver a ser el mismo jugador que antes de la lesión lleva tiempo: "Al principio, tras el regreso, cuesta tener un nivel competitivo alto, pero la afición debe ser paciente porque seguro que podrá ver al mejor Zapater".

Más crueles son los casos de los exzaragocistas Goran Drulic y Vicente Pascual. El serbio se convirtió en el 2001 en el fichaje más caro de la historia del club (13 millones de euros al Estrella Roja de Belgrado). Durante uno de los primeros entrenamientos de la pretemporada sufrió la rotura de los ligamentos cruzados de su rodilla izquierda. Nunca volvió a ser el mismo y las lesiones le persiguieron durante toda su carrera, obligándole a retirarse hace tres años.

"La vuelta al campo era dura. Tardé unos ocho meses en volver tras la primera lesión, luego vinieron los problemas musculares y, cuando estaba a tope, me rompí el menisco", recuerda Drulic. El serbio insiste en que, cuando se vive algo así, "tienes que tener claro que es cuestión de tiempo, pero debes trabajar mucho y ponerte más fuerte que nunca". No obstante, quiso recalcar la importancia de la comprensión de la afición: "La gente te pide resultados y espera lo mejor de ti, pero lo ve desde fuera y no puede entender lo que estás viviendo".

Vicente Pascual vivió la misma situación en su ascenso al primer equipo. Promesa del filial, en pretemporada sufrió una lesión en la rodilla y su futuro se alejó de la Ciudad Deportiva. "Vivir algo así pasa factura y te condiciona a la hora de volver, ya que en momentos puntuales no llegas con la misma condición física que si no te hubiera pasado", asegura Vicente, añadiendo que "con esfuerzo y sacrificio, aunque no sea lo mismo, se puede suplir; y no hay persona que sienta más al Real Zaragoza que Alberto Zapater".