El Real Zaragoza es, desde que llegó a la Agapito Iglesias, un club en permanente viaje a la deriva, lo que se ha acentuado en los últimos tiempos. El drama en los despachos tiene continuación en el césped, donde el equipo es capaz de sentirse recuperado tras sumar su primera victoria liguera frente al Mallorca y solo tres días después ve cómo se cae todo el castillo de naipes de una rehabilitación que se había vivido en los últimos encuentros y que sufrió un severo varapalo con la eliminación copera a manos del Betis. En esa noria de sensaciones vive Gay, que asume que dilapidó mucho crédito con el desastre en Copa y que está expuesto a la destitución, que puede llegar si hay derrota hoy con el Sevilla, sobre todo si ésta se da con estrépito.

A este Zaragoza triste y desorientado no le queda otra que sobrevivir en la Liga, como logró hacer el curso pasado, y esa supervivencia también implica la de Gay. El técnico ya ha dicho en alguna ocasión que había consumido varias vidas. Esta tarde pone otra en juego. Lo peor es que se le van agotando y la última amenaza de destitución es latente desde el partido con el Sporting, cuando Agapito pensó en una revolución en el área técnica y frenó en el último instante. Con Gay se iría Nayim, que mantendría su palabra, pero también apunta a marcharse Antonio Prieto. El futuro del técnico y del director deportivo parece ligado y ante el Sevilla viven otra reválida.

El varapalo copero eliminó las pocas certezas que había generado la tímida mejoría, dilapidó las sonrisas que provocó el triunfo frente al Mallorca y aumentó las dudas en el club sobre el entrenador, que también vio cómo se volvían a abrir ciertas grietas en su relación con el vestuario que llevan tiempo generadas. No es el mejor panorama para afrontar una cita ante un rival de tanto nivel en la que una victoria podría suponer salir de la zona de descenso --el Almería ya perdió ayer--, lo que sería maravilloso.

BAJAS Y DUDAS Pero el escenario, queda dicho, no es el mejor. Ander y Jorge López, con molestias en los adductores, se sumaron a la lista de bajas y redujeron el margen de maniobra del preparador, ya de por sí muy escaso por culpa de una plantilla corta y en la que el talento con la pelota no sobra. Al contrario. A esas bajas, el técnico añadió la duda de Contini, que asegura tener dolor en un adductor. Sobre el italiano se podría escribir un libro y los últimos capítulos no le dejarían en buen lugar. Entró en la lista y Gay esperará a su evolución hoy. Lo probable es que no juegue y, además, el técnico está decidido a mantener su esquema con tres centrales, lo que provocaría la entrada de Pinter en el eje para acompañar a Jarosik y Lanzaro --recuperado de una sobrecarga en el isquiotibial--. Obradovic, que ha superado un golpe en la rodilla, va a volver al carril zurdo, a una posición donde debe rendir más, ya que condiciones tiene para ello, y Ponzio pasaría a la sala de máquinas, donde le acompañará seguro Gabi. Restaría una plaza, para Boutahar o para Edmilson. Lo segundo lo probó Gay ayer y no parece lo aconsejable. Lafita y Braulio estarán arriba.

No hay mucho más en la plantilla y, por si fuera poco, el equipo dio muestras de cansancio en Copa. El Sevilla, además, requiere mucha exigencia. El equipo de Manzano pierde fuelle lejos de casa, pero es un enemigo tremendo, por más que Romaric se haya caído a última hora y Palop tampoco esté. Kanouté, Perotti, Capel, Negredo, que puede dejar en el banco a Luis Fabiano, Renato, Zokora... La prueba es del máximo nivel y el Zaragoza, y Gay, deben agarrarse a su manual de supervivencia para salir airosos.