Se hizo de rogar y quizá, junto a los canteranos, era el jugador que más ganas tenía de ver La Romareda ayer. El delantero tan esperado, al fin, debutaba. No es Borja Iglesias, porque ambos futbolistas son diferentes, pero será inevitable que, en algún punto de la temporada, se les acabe comparando. Será normal, pues el catalán sustituye al gallego y deberá llevar el peso goleador del Real Zaragoza. Pero hoy, al menos, no será el día.

Tortuosa espera —casi interminable—, un entrenamiento y al césped 66 minutos. Fue su primera toma de contacto junto a Jorge Pombo, que al menos hasta que llegue otro delantero va a ser su más fiel compañero en la punta, y dejó los primeros detalles de calidad, de potencial jugador de Primera.

El mercado de la máxima categoría es complicado, pero el de Segunda es malévolo. El gol cuesta dinero y, si no se tiene, se sacan los ases de dónde sea. Gual está cedido, una lástima, pero tiene hechuras de gran ariete, aunque no mojase en su primer día de blanquillo. No ejecutó la faena, pero generó y creó sus propias ocasiones.

Dejó detalles que irá puliendo poco a poco. Se movió con inteligencia, ofreció soluciones aguantando el balón y descargando el juego, cayó a banda de forma recurrente y se entendió notablemente con sus compañeros a pesar de no conocerles apenas por su tardía lllegada.

Solamente le faltó el gol. Con el esférico en los pies, a pesar de su altura, se le vio suelto, con muchas trazas de calidad. En la primera ocasión que tuvo rompió al central una vez, levantó la cabeza a ver dónde estaba la portería, volvió a recortar, miró al arco de nuevo y ya ejecutó, aunque le salió centrado.

En la segunda mitad dispuso de otra parecida. Le faltó rapidez a la hora de armar el disparo, aspectos que limará con el paso de los minutos, con confianza y goles, que llegarán a buen seguro.

La sensación del debut de Marc Gual con la blanquilla es que tanta espera ha sido por algo. Lalo lo sabe. Merecerá la pena. Eso espera todo el zaragocismo, pero al final el tiempo dará o no la razón.

Ya el Real Zaragoza padeció a Marc Gual, un rematador nato, un delantero de área, de los que está en el sitio que tiene que estar, pero ayer dejó las primeras pinceladas de que es más completo, que tiene más cualidades y recursos para generar sus propias jugadas. Y que así sea.