—¿Cómo se toma el partido del domingo entre el Zaragoza y el Oviedo, entre su anterior club en la dirección deportiva y el actual, donde ocupa el cargo de secretario técnico?

—Bueno, contra equipos donde has jugado o trabajado cuando te toca enfrentarte el encuentro tiene esa simbología especial, pero hasta ahí. Te ilusiona volver a ver a gente y a amigos que dejaste en ese sitio. Eso es bonito, ese reencuentro, pero no tiene más historia que eso.

—El Zaragoza llega al encuentro de crecida, en su mejor momento del curso y tras haber sumado tres victorias seguidas en La Romareda.

—Es verdad. En la segunda vuelta el nivel que están dando es importante, han vuelto a encontrarse otra vez y ahora es el mismo equipo que dio sensaciones muy buenas al comienzo de Liga, aunque logrando más puntos. Va a ser seguro un partido muy competido y duro.

—Esta temporada se ha tenido en el Zaragoza más paciencia con Natxo González que en las anteriores cuando no llegaron los resultados. ¿Cómo lo valora?

—Es que el éxito en cualquier faceta de la vida cuando estás contento con la gente que tienes está en un porcentaje importante en la tranquilidad. Cada año comenzar de cero es complicado, porque la estabilidad es muy importante en un equipo de fútbol. El Zaragoza cuenta con gente que está trabajando muy bien, que sabe lo que tiene entre manos. Si todo sigue como hasta ahora van a conseguir seguramente cotas mayores en un futuro próximo.

—El proyecto diseñado por Lalo Arantegui y con Natxo González como entrenador es a dos años. ¿Cree que eso choca con la urgencia económica y social que tiene el Zaragoza por subir?

—Lo que creo es que cambiar cada temporada a quince jugadores hace que todo sea mucho más complicado. La Segunda es muy igualada y los equipos que bajan de Primera tienen un presupuesto mucho más elevado que el resto. No es fácil subir y es importante la confianza, que se dé esa continuidad y esa tranquilidad. Si se trabaja bien, las cosas tarde o temprano salen.

—¿Cómo valora la labor de Lalo Arantegui al frente de la dirección deportiva del Zaragoza?

—Desde la distancia y sin estar en el día a día no es fácil hacerlo. A Lalo lo conozco y también a José Mari Barba. Creo que han trabajado bien, la plantilla es bonita, con cosas para competir a buen nivel, con jugadores de futuro. Yo veo argumentos y futbolistas en el equipo para dar el nivel que están dando ahora y para ir a más. El Zaragoza sabe a lo que juega, tiene gente determinante en la plantilla y una buena base para competir en Segunda.

—Tiene una desventaja de siete puntos con el ‘playoff’. ¿Lo ve al final ahí, en esos puestos?

—No veo a nadie aún en el playoff. Ni siquiera al Oviedo. Es que no se puede mirar más allá del siguiente partido. Queda mucho y esto se va a mover por arriba y por abajo. En esta Segunda cualquiera te pinta la cara y las victorias y los objetivos se te escapan por milímetros, no hay que relajarse ni un ápice.

—Han pasado poco más de dos años de su salida del club. ¿Cómo contempla aquella etapa de año y medio en el Zaragoza?

—La recuerdo con mucho cariño, en ese año y medio deportivamente todo fue muy bonito, desde el minuto uno. Estuve a gusto en el club y en la ciudad, el paso fue una experiencia enriquecedora y preciosa para mí. Además, me quiero quedar solo con los recuerdos buenos.

—Llega en el verano del 2014 tras estar el club a punto de desaparecer y se hizo un equipo en poco más de tres semanas que después rozó subir, se quedó solo a siete minutos en Las Palmas.

—Tuvimos la suerte de que todavía había jugadores en el mercado atractivos, con rendimiento en la categoría. Está clarísimo que hacer las cosas en tan poco tiempo no es la mejor forma de trabajar, pero se dieron muchas circunstancias para que todo saliera bien. Obviamente, había un buen conocimiento del mercado para tomar decisiones rápidas, llegando a acuerdos con dos o tres jugadores casi cada día. Y quizá teníamos los astros de nuestro lado, porque el equipo que se hizo era muy bonito.

—Sobre todo en ataque, donde se juntó a Willian José y a Borja Bastón. Y eso que la Liga no admitió al final a Chuli.

—Tampoco hubiera estado mal que viniera Chuli (sonríe). Tuvimos la suerte de que Willian había estado en el Castilla sin ofrecer un gran resultado y que Borja estaba sin encontrar acomodo y pudimos hacer a los dos. El Zaragoza tiene una cosa muy buena, ya que a cualquier jugador cuando le hablas de ir allí se le iluminan los ojos. Es una plaza atractiva, un equipo con mucho prestigio. A cualquier futbolista en Segunda le gusta jugar en ese club ahora mismo.

—También los hay que no quieren arriesgarse por el peso que tiene esta camiseta en Segunda.

—Sí, pero pesa para bien y para mal. Cuando las cosas van bien todo es maravilloso y la grada te lleva en volandas. Pero si van mal es más difícil soportar el peso de esa presión. Lo que tengo claro es que en esta Segunda si a un jugador le viene el Zaragoza, el Granada, el Oviedo o el Osasuna siempre va a preferir el firmar por un equipo de ese nivel, ese va a ser su primer pensamiento.

—En su segunda temporada en el Zaragoza, en la 15-16, las cosas no fueron tan bien y fue cesado junto al entrenador (Ranko Popovic) tras 18 jornadas, justo antes del parón navideño de esa Liga. ¿Cómo vivió aquello?

—Es que las cosas no salieron tan bien porque no hubo tranquilidad y continuidad. Cuando se tomó la decisión de cesarnos el equipo estaba dando una buena medida, había salido tras ese partido en Tarragona que perdimos con el Nástic de la promoción de ascenso, pero hasta entonces estábamos ahí, en esos puestos. Y era Navidad y quedaba un montón de tiempo. Para mí la plantilla de esa temporada era más completa que la del primer año, que era un equipo más bonito y alegre. Sin embargo, el plantel del segundo tenía más cosas.

—¿Con qué sensación se fue del club?

—Me marché del Real Zaragoza con dolor, no lo pasé bien. Me hubiese gustado acabar al menos esa temporada ya que para eso había trabajado muy duro. Para mí no fue ninguna alegría salir del club, aunque la experiencia en términos generales fuera bonita.

—Diez meses antes de salir había renovado hasta 2019.

—Sí, pero eso en el fútbol vale de poco. Este mundo es así. Se apostó por un proyecto de continuidad y rápidamente se cayó todo y se tomó otro rumbo. No hay que darle más vueltas a lo que sucedió.

—¿Mantiene contacto con alguien del Zaragoza?

—Sí, con gente que sigue trabajando en el club hablo de vez en cuando.

—¿Firma que además de Oviedo suban Osasuna y Zaragoza, sus otros exequipos?

—Bueno, yo quiero que a Osasuna, a Zaragoza y hasta al Rayo, donde estuve de jugador, les vaya muy bien, pero sobre todo quiero que suba el Oviedo. Soy un profesional y mi trabajo está aquí, este club se ha portado muy bien conmigo y mi único pensamiento es que el Oviedo logre ese ascenso. Del resto me alegro de que les vaya bien por el cariño y por los amigos. Cuando tus amigos se alegran por algo, tú también lo haces.

—El Oviedo está arriba en la clasificación, ya que es quinto, tras una racha muy buena pero ha perdido algo de fuelle en las últimas jornadas.

—Nosotros sabíamos al comenzar la temporada que íbamos a competir bien seguro y eso estamos haciendo. Nos costó empezar, encontrar un poco el sistema y el once, pero llevamos una línea muy regular, el equipo da una muy buena medida desde hace jornadas, teniendo claro a lo que juega y con un nivel de exigencia alto, lo que es mérito de Anquela. Ahora, lo que queremos es sacar los tres puntos de Zaragoza y volver a la senda del triunfo que hemos perdido en estas últimas jornadas, quizá porque también hemos tenido rivales de muy buen nivel, como Huesca, Cádiz o Rayo Valecano, aunque también en algún partido merecimos más de lo que tuvimos.