El mercado invernal ha traído dos caras nuevas al Real Zaragoza que no desentonan en el equipo. Bruno Perone no mejoró la contundencia defensiva del conjunto blanquillo ni dio otra salida de balón y Jesús Alfaro hizo lo mismo que el resto del grupo en ataque, nada. Seguramente ambos se vieron perjudicados por el pésimo partido que protagonizó el equipo, incapaz de pasar del centro del campo en muchas fases, de tener el balón, y con una endeblez defensiva que solo salvó la falta de puntería del Alcorcón. Pero lo cierto es que ni Perone ni Alfaro destacaron para bien.

Perone se vio forzado a debutar ante la ausencia de Mikel González y las molestias en una rodilla de Grippo. Se mostró enseguida como un central expeditivo, le costó 18 minutos ganarse su primera amarilla como jugador del Zaragoza. No mejoró el nivel de la defensa, o quizá se contagió de las imprecisiones del resto, la cuestión es que el equipo de Natxo González se mostró tan blando atrás como de costumbre. No pudo quitarle el balón al Alcorcón ni evitar las apariciones por el área de los jugadores amarillos. Peña y Pereira rondaron constantemente la zona de peligro durante la primera parte. En la segunda no fue tan constante pero el único que miró la puerta contraria fue el Alcorcón.

Jesús Alfaro tuvo toda la segunda mitad tras reemplazar a Febas en el descanso. Fue un cambio de cromos de Natxo, por lo que el extremo acabó ubicado de media punta acompañando a Borja Iglesias. Fuera de sitio, como daba la impresiónde estar todo el equipo, Alfaro apenas apareció y no tuvo ninguna influencia en el juego. Claro que el Zaragoza no jugó ni pareció interesado en otra cosa que no fuera dejar pasar los minutos y poder celebrar otro punto fuera de casa, medida del éxito que indica la autoexigencia de este equipo.

Es imposible saber qué hubiera ocurrido si Zapater no hubiese marcado en el minuto cuatro, por dónde hubiera transcurrido el partido. Lo que sí se sabe es que tras el 0-1 en la primera y, ahora también se sabe, única ocasión de la tarde del equipo de Natxo González, el balón y el partido fueron del Alcorcón, que el Real Zaragoza fue inoperante en ataque y que atrás cometió errores importantes que, en este caso, solo le costaron un gol en contra más por azar que por pericia. Pudieron ser más, pero la falta de puntería de Peña y Pereira y las manos de Cristian Álvarez evitaron males mayores.

No avanza el Real Zaragoza en esa faceta en la que se suponía que iba a incidir Natxo González, en la que había dado fama al técnico en sus anteriores equipos. A este Zaragoza le siguen marcando goles porque le siguen haciendo ocasiones con gran facilidad que convierten sus encuentros en un sufrimiento continuo. El zaragocismo está en un ay constantemente, esperando el fallo del rival que tape el propio.

Sucedió también en Santo Domingo, donde el Alcorcón fue mejor durante los 90 minutos y quien mereció más. El equipo aragonés acabó encerrado, con los once jugadores en su propio campo, intentando simplemente que no pasara nada más, incapaz de sacurdirse el dominio del rival, de aguantar el balón e intentar crear algo. No hubo nada de nada, solo otro mal partido del Zaragoza que sigue instalado en su mediocridad. Un estado del que no parece que vayan a sacarle ni Perone ni Alfaro. De momento han mostrado ser más de lo mismo y las jornadas pasan sin que el equipo vaya ni para delante ni para atrás.