Con un dato basta para ilustrar la diferencia entre el Real Zaragoza actual y el de la primera vuelta a estas alturas. En el inicio de Liga, donde las sensaciones eran mejores que los resultados, el equipo de Natxo González completó las cinco jornadas iniciales con cuatro puntos de 15 posibles y en descenso, en la decimonovena posición en concreto. Ahora, ante los mismos rivales lleva seis más y es el segundo mejor equipo, solo superado por el Huesca y su pleno de victorias y puntos tras el ecuador.

El Zaragoza ha sumado 10 en la segunda vuelta, en su mayor parte gracias a su fortaleza casera, que le ha llevado a firmar tres victorias consecutivas, ante Tenerife y Córdoba, ambas por la mínima (1-0), y frente al Lugo (2-0), un triplete que no hacía desde septiembre del 2016, con Luis Milla. Ese pleno es todo un bálsamo para un equipo que hasta Navidad solo había logrado dos triunfos ante su gente, frente al Numancia y el Rayo. El cambio en La Romareda, como se ve, es absoluto y por ahí empieza la explicación de la reacción zaragocista en este 2018. Un empate en Alcorcón, con mal juego (1-1), y la derrota en Granada (2-1) completan el balance de los de Natxo, que en el inicio de Liga cayeron con Tenerife (1-0), Alcorcón (0-1) y Lugo (2-1), empataron con el Granada (1-1) y ganaron en Córdoba (1-2).

El Zaragoza no ha logrado ni la constancia ni la regularidad para pensar en metas mayores que la de alejarse de un descenso que está a 5 puntos y sigue soltando partidos mediocres, como en Granada o en Alcorcón, o sufre mucho para sellar sus victorias, pero ahora es un equipo más eficiente y sobre todo ofrece más fortaleza defensiva o por lo menos lo hace con más frecuencia y con menos partidos de fragilidad atrás.

Así, por ejemplo, no ha encajado gol en los tres últimos encuentros en casa, los mencionados con victoria contra Tenerife, Córdoba y Lugo. Es verdad que ante el conjunto cordobesista y el gallego fue clave la figura de Cristian Álvarez, pero no solo eso explica que el equipo de Natxo González acumule 305 minutos sin encajar una diana como local desde que Abel Ruiz batiera al guardameta argentino en el último partido de la primera vuelta, que era además el primero del 2018, aquel empate pasado por agua frente al Barça B (1-1).

MAYOR SOBRIEDAD

Además, si se echa la mirada algo más atrás hay otro dato convincente. De los últimos once encuentros, en seis dejó la portería a cero. Es decir, en más de la mitad. Además de en los tres citados, frente al Reus (0-0), en El Molinón con el Sporting (0-1) y en Albacete (0-0). Mientras, el Zaragoza encajó dianas contra el Cádiz (0-2), donde acabó con nueve jugadores por las rojas de Verdasca y Cristian, en Valladolid (3-2), en un día calamitoso atrás, ante el Barça B, en Granada, en otro mal día del sistema defensivo, y en Alcorcón. Esos choques más grises en defensa son cada vez menos frecuentes y sellar la portería de forma tan regular es muy buena señal.

En lo que va de segunda vuelta solo el Huesca ha superado los 10 puntos del Zaragoza. Los oscenses van como un tiro hacia Primera, con cinco victorias consecutivas y 15 puntos tras el ecuador. Con 10 como el Zaragoza estarían Osasuna y Valladolid, mientras que nueve han sellado Rayo Vallecano, Granada, Sporting y Barcelona B. Los peores en este tramo liguero han sido el Lorca y el Sevilla Atlético, con un rosco sobre los 15 puntos puestos en juego, señal de que ambos equipos caminan con paso firme hacia la categoría de bronce.

Dijo Natxo al final de la primera parte de la Liga que confiaba en la progresión del Zaragoza con el discurrir de los partidos. Sus cuentas pasaban por unos 30 puntos hasta el ecuador y por en torno a 36 después. En la primera vuelta se quedó corto, con 24 puntos, pero si mantiene la actual dinámica, de 10 puntos en 5 partidos, firmaría hasta 42 en las 21 jornadas de la segunda.